La zumarragarra Maribel Guzmán González lleva casi toda la vida detrás de un mostrador:empezó con 16 años y se ha jubilado 47 años después. Los primeros pasos los dio de la mano de un familiar. “Pasé seis años trabajando para él. En 1984, mi hermano José Luis y y yo cogimos aquel negocio. ¡Tenía solo 22 años! La tienda estaba en la calle Bidezar y se llamaba Confecciones Campos”.
Añade que aquella tienda era una especie de bazar. “Vendíamos de todo: desde trapos de cocina hasta gabardinas. También vendíamos tela. En aquellos tiempos nadie salía del pueblo a hacer las compras, no había Internet... Todo el mundo hacía las compras en el pueblo. Todo era muy distinto”.
Pero las cosas estaban cambiando y los hermanos Guzmán vieron que había que modernizar la tienda. “Al principio mantuvimos la tienda tal y como la cogimos, pero de allí a unos años tratamos de hacer un cambio. El local era de Pedro Elgarresta e hicimos una pequeña obra. También intentamos ofrecer más prendas vaqueras. Para ello, nos pusimos en contacto con la casa Levi’s. Nos costó muchos años conseguir vender ropa de esa marca, pero lo conseguimos. Contamos con la ayuda del representante de Levi’s. Desde entonces somos grandes amigos. Dejamos de vender ropa de hogar y nos centramos en los vaqueros. Además de Levi’s, teníamos otras marcas:Lois, Liberto... Pero fue Levi’s la que nos hizo populares”, recuerda.
En 1999 se trasladaron de la calle Bidezar a la calle Secundino Esnaola. “A Bidezar hay que ir. No es una calle de paso. La gente va de Elizkale a la zona del economato. Fue por ello por lo que decidimos cambiar de ubicación. Vimos este local y decidimos venir aquí. Compramos el local en 1997 y vinimos en 1999. Estamos muy a gusto con el local. Eso sí, no olvidamos de donde venimos. Vinimos aquí gracias a los clientes de la tienda de la calle Bidezar”, explica la comerciante zumarragarra.
La calle Secundino Esnaola es una de las principales de Zumarraga y está situada cerca de la estación de ferrocarril. Gracias a eso y a su buen trabajo, los hermanos Guzmán han tenido clientes de otros pueblos. “Además de los clientes de Urretxu y Zumarraga, hemos tenido muchos clientes de Legazpi, Antzuola y Bergara”, comenta.
Ha trabajado muy a gusto con todos ellos. “Mi intención no era ser comerciante, pero surgió así. Me gusta mucho la relación con la gente. Cuando empecé era más tímida que ahora. Este oficio me ha ayudado a abrirme. Me he retirado muy feliz, pues he trabajado en algo que me gusta”.
La gente le para por la calle para felicitarle. “Todos los clientes me han dicho que se alegran por mí, pero algunos también sienten un poco de pena. Hay gente que necesita el asesoramiento de la vendedora y para eso tienes que sentirte cómoda con ella. Les he dicho que estén tranquios, que habrá relevo. Quiero dar las gracias a todos mis clientes. Parece que acabo de ser madre:cuando salgo a la calle, la gente me felicita, me dicen que se alegran mucho... Me siento muy querida”.
El testigo lo cogerán otros dos hermanos. “Se llaman Leire e Iban y tienen 33 y 30 años. Tienen una tienda de ropa para chicos en Ordizia y querían abrir otra tienda en esta zona. Estaban buscando un local. Fueron a otro y no les gustó. Después, vinieron al nuestro. Les gustó mucho. En cuanto vacíe la tienda, no tendrán más que traer su género. Abrirán la primera quincena de octubre. La tienda se llama Uriba Shop. Vienen con mucha ilusión y espero que les vaya bien. Además de todas las marcas que venden en Ordizia (Volcom, Ecoalf...), venderán ropa de la marca Levi’s. Son jóvenes, traerán aire fresco, controlan las redes sociales... Son muy majos y creo que lo harán muy bien”.
Ella, por su parte, se dedicará a vivir un poco más tranquila. “Me he pasado toda la vida corriendo y quiero vivir un poco más tranquila. Todavía no he acabado de trabajar, aún estoy vaciando la tienda, pero ya estoy disfrutando:por primera vez en mi vida, puedo ir sin prisas a los sitios. Antes siempre iba con prisa, pues la tienda me estaba esperando. Por otro lado, las Navidades de este año serán muy especiales para mí. En la campaña de Navidades era cuando más trabajábamos y envidiaba a los que tenían vacaciones, pues podían ir a hacer las compras de Navidad con tranquilidad”.