Un día como hoy, hace exactamente 25 años, Oñati sellaba su hermanamiento con la ciudad argentina de José C. Paz. La propuesta había llegado desde el otro lado del Atlántico, donde se daba una singular coincidencia histórica: un oñatiarra, José Vicente Altube –oriundo del caserío Zugasti de barrio de Zubillaga- fundó en 1897 un pueblo en la provincia de Buenos Aires, que inicialmente se llamó Villa Altube y que, con el tiempo, pasaría a llevar el nombre de José C. Paz. Ese lazo fue el punto de partida de una historia que ha trenzado cooperación, amistad y solidaridad, y que este 15 de julio celebra su cuarto de siglo de vida.
Los primeros contactos, como recuerda José Antonio Urteaga, comenzaron en 1994, con las visitas a Oñati de varios descendientes de Altube. Tres años más tarde, en 1997, una delegación oñatiarra viajó hasta la localidad bonaerense para participar en los actos del centenario de su fundación. Ya en 1999, Coca Altube, nieta de aquel implicado oñatiarra y directora de la Coral Polifónica de José C. Paz, y familiares plantearon formalizar el hermanamiento, aprovechando la gira de la citada formación por varios países europeos.
La ceremonia oficial
Tras su aprobación en el Pleno de abril de 2000, la ceremonia oficial se celebró el 15 de julio de ese mismo año en la antigua universidad Sancti Spiritus. Una nutrida delegación argentina, compuesta por 68 personas, asistió al acto que oficializó el cuarto hermanamiento de Oñati, tras los acuerdos con Gleibat el Fula (campamentos saharauis de Tinduf), Zacatecas (México, 1997), y Chateaubernard (Francia, 1999). Después vinieron otros como el de Guadalajara (2002) y Assisi (Italia), este último por su vinculación con los franciscanos y Arantzazu.
Además, Oñati dedicó en 1999 un pequeño espacio a los hermanamientos con la colocación de un monumento simbólico en el jardín de Santa Ana , donde se ubican los bloques de piedra con los escudos de las ciudades hermanadas.
En 1998 se empieza a enviar ayuda
El Comité de Hermanamiento, constituido en 1999, fue clave para impulsar estas relaciones. Estaba integrado por miembros de todos los partidos representados en el ayuntamiento y de diversos colectivos locales.
La figura de José Vicente Altube unió a dos pueblos. La delegación que visitó Argentina en 1997, entre ellos el alcalde Ángel Iturbe, con motivo del centenario de la fundación de José C. Paz, regresaron conmovidos por las condiciones de pobreza que encontraron. Fue ese impacto el que plantó la semilla del que acabaría siendo un compromiso mucho mayor. Así, un año más tarde, en 1998, el Consistorio oñatiarra destina una ayuda especial de 500.000 pesetas para atender a los niños y niñas de José C. Paz, que se repite al año siguiente.
"En ambos casos se utiliza como mensajero al Lateranense P. Juanito Garay, que estaba en la comunidad de la Parroquia de Nuestra Señora del Valle de Buenos Aires. La consigna era entregar el dinero al párroco de José C. Paz con destino a los niños necesitados. La primera entrega se hizo al párroco de la Parroquia de San José Obrero, José María Aguirre (de origen vizcaino), ubicada en el centro de la ciudad, muy ligada a los Altube. Pero en la segunda, por ausencia del párroco fue a otra del mismo pueblo, la de San Antonio de Padua, cuyo sacerdote era el P. Gustavo Manrique. Esta circunstancia es importante porque luego el proyecto solidario se montó alrededor de la Fundación San José Providente, cuyo máximo responsable era el P. Manrique. No hay que olvidar que José C. Paz tenía más de 300.000 habitantes y por tanto bastantes parroquias", precisa Urteaga.
Puesta en marcha de Hermansoloña
En la segunda mitad de 2001 arrancó el proyecto solidario entre Oñati y José C. Paz. Desde entonces y hasta 2016, se enviaron 35 contenedores cargados de material. En 2009, para dar estructura y proyección a todo ese esfuerzo colectivo, y acceder a subvenciones, se creó la asociación Hermansoloña, que mantiene la colaboración con una media anual de 30.000 euros, procedentes de aportaciones del Ayuntamiento, empresas, instituciones y particulares.
Esa ayuda económica ha cristalizado en múltiples iniciativas, entre las que figuran: el taller-escuela de carpintería y soldadura en José C. Paz; la construcción de dos casitas dobles en la misma localidad; un nuevo comedor y sala de atención médica en el centro Rayito de Luz, en San Miguel; la creación de una sala cultural y biblioteca en el centro comunitario Belén; el proyecto del agua para la comunidad indígena Queta, en la provincia de Jujuy; importantes obras y equipamientos en el taller protegido Aprodi; o la ampliación del comedor Bichito de Luz para tener dos aulas adicionales.
"Ha participado todo el pueblo"
Según destaca José Antonio Urteaga, para el año 2026, cuando se cumplirán 25 años del proyecto solidario, Oñati habrá invertido cerca de 950.000 euros en el programa de Argentina y enviado unas 570 toneladas de materiales de todo tipo: ropa, calzado, juguetes, productos alimenticios, equipos informáticos, herramientas, mobiliario…
“Y lo más valioso, ha participado todo el pueblo dando forma a algo tan hermoso”, señala el alma mater del proyecto solidario, a la vez que asegura que “mientras nos acompañen los amigos, seguiremos en esta línea, porque necesidades en José C.Paz hay demasiadas”.
Hoy, 25 años después, aunque los hermanamientos han dejado de estar en primera línea, la llama que une Oñati y José C. Paz sigue encendida.