La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha presentado su campaña de excavaciones arqueológicas para este verano, a la que no es ajena la comarca de Urola Erdia.

Técnicos de Aranzadi y voluntarios volverán a ponerse el mono de trabajo para tratar de revelar los misterios que guarda el pasado en yacimientos y construcciones repartidos por todo el País Vasco. Entre ellos está uno bien conocido por los vecinos de Urola Erdia, el poblado amurallado de Munoaundi, que se asienta entre los términos municipales de Azkoitia y Azpeitia.

Del 7 al 26 de julio

La excavación en Munoaundi se desarrollará del 7 al 26 de julio, bajo la dirección del arqueólogo Antxoka Martínez.

El objetivo principal será investigar diferentes zonas del yacimiento, en especial las antiguas viviendas y los restos de la muralla.

También está previsto realizar catas en un área nueva así como tratar de localizar una zona de enterramientos.

Plazo de inscripción

La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha puesto un formulario de inscripción a disposición de aquellos que quieran participar en la campaña. El plazo para apuntarse finaliza el 1 de junio y, a la hora de realizar la inscripción, las personas interesadas deberán facilitar sus datos personales y señalar en qué excavación quieren participar.

A partir de ahí tocará esperar a ver si hay fortuna, ya que las plazas son muy limitadas. Prueba de ella es la excavación de Munoaundi, en la que se prevé contar con la participación de un grupo de trabajo formado por unas veinte personas.

Enigmas por resolver

El poblado de Munoaundi se asienta en lo alto de una colina que domina el valle de Iraurgi, a 400 metros sobre el nivel del mar.

Descubierto en 1995, este enclave de la Segunda Edad de Hierro no deja de revelar secretos sobre la vida de quienes lo habitaron entre los siglos V y I antes de Cristo al equipo de arqueología de la Sociedad Aranzadi, que trabaja con empeño para recomponer fragmentos de su historia.

Extensión, muralla y viviendas

El poblado, que ocupa siete hectáreas, estuvo rodeado por una muralla de medio kilómetro, flanqueada por dos torres en su entrada.

Una parte de esa estructura defensiva ya es visible y permite tener una idea más aproximada de su aspecto cuando aún estaba en pie. Se trata de una construcción sólida, de dos metros de ancho, levantada con grandes bloques de piedra en el exterior y un relleno de piedras más pequeñas en el interior.

Junto al muro se alineaban las viviendas de quienes poblaban Munoaundi, un grupo humano formado por agricultores, pastores, cazadores y recolectores que organizaban su día a día en torno al enclave en el que Aranzadi desarrolla su labor investigadora hace más de dos mil años.

La incógnita sobre sus pobladores

Se ha recabado mucha información, pero aún quedan enigmas por resolver. Uno de ellos es el de los espacio vacíos, sin rastro de casas ni otras construcciones, que ocupan parte del asentamiento y otro el número de personas que pudieron vivir en él. Las estimaciones, por ahora, se mueven en un terreno incierto: 500, 1.000, quizá 2.000, pero, a día de hoy, todo son conjeturas que tocará resolver en base a los hallazgos que se produzcan .