la XII campaña de excavaciones que la Sociedad de Ciencias Aranzadi está llevando a cabo desde el pasado mes de julio (en dos fases) en el poblado de la Edad de Hierro de Munoaundi, situado en los términos municipales de Azkoitia y Azpeitia, ha sacado a la luz interesantes “evidencias” que servirán para conocer un poco mejor las particularidades del enclave que, “al menos durante cuatro siglos”, ocupó la comunidad conformada por los antiguos moradores del Urola.

El arqueólogo que dirige las excavaciones, Antxoka Martínez, aprovechó la visita realizada ayer por representantes de las entidades que apoyan el proyecto para estudiar y poner en valor el poblado (Diputación territorial, ayuntamientos de Azkoitia y Azpeitia, Sidenor y Caixabank), para avanzar que la labor de esta última campaña ha dado nuevos frutos.

Entre las novedades más significativas destaca “la constatación de que, más de 2.000 años después, a día de hoy se mantiene la estructura básica de los aproximadamente 500 metros de muralla que sirvieron para proteger de posibles ataques el poblado de Munoaundi”, que ocupa una superficie de 6 hectáreas y que fue “el punto central de la vida del valle”.

Las últimas dataciones realizadas también han permitido confirmar que el poblado de Munoaundi (está calificado con la categoría de monumento por el Gobierno Vasco) estuvo ocupado por los antiguos moradores del Urola “aproximadamente, desde finales del siglo V antes de Cristo hasta el final del siglo I antes de Cristo”.

Dicho de otro modo, el poblado de Munoaundi se sitúa “de lleno” en el periodo histórico que se conoce como “la segunda Edad de Hierro”; algo que ya quedó claro en anteriores campañas, en las que se produjeron diversos hallazgos como clavos, una punta de lanza metálica, granos de cereal o trozos de cerámica realizados a mano.

Estructura compleja

La XII campaña de excavaciones desarrollada bajo la supervisión de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en Munoaundi se ha llevado a cabo en dos fases. La primera tuvo lugar en julio y contó con la participación de 24 personas (los integrantes del equipo profesional y estudiantes y licenciados en arqueología voluntarios); mientras que la segunda, que se prolongará dos semanas, “se está materializando ahora de la mano de cuatro arqueólogos profesionales, que en momentos puntuales cuentan con el apoyo de otros dos”.

La primera fase de la campaña se centró en definir las paredes interiores del poblado y las estructuras de las dos viviendas localizadas hasta la fecha; mientras que la segunda se está llevando a cabo en torno a la puerta principal del poblado (es la única que se conoce por ahora), el camino de acceso y los dos “cubos llenos de material” erigidos a modo de torretas a ambos lados de esa puerta “para la vigilancia y defensa”.

En cualquier caso, Martínez destaca la complejidad de la estructura del poblado que “demuestra que conocían perfectamente los sistemas de defensa de la época”. A su juicio, “hay una gran planificación” en la estructura de un poblado que en próximos campañas “se seguirá estudiando y definiendo para hacerlo visitable”.