El 99% de los vascos creen que la calidad del agua del grifo es buena, ya que solo el 1% opina que es mala o muy mala, frente al 35% de los residentes en comunidades como la Valenciana, Catalunya y Castilla La Mancha que tienen una mala opinión, según señala una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre la percepción de su calidad. La encuesta, realizada sobre una muestra de 1.100 personas, apunta a otras comunidades como Andalucía, Aragón y Castilla y León, donde el número de residentes descontentos con la calidad del agua del grifo es también apreciable, superior al 19%.
En la Comunidad de Madrid y el País Vasco este porcentaje apenas alcanza el 1%, aunque esta valoración varía según el género y la edad: los más descontentos son las mujeres, especialmente las más jóvenes.
El mal sabor, que puede ser desagradable cuando se trata de agua dura, rica en sales de cal y magnesio, o procedente de una desaladora, incide directamente, según la OCU, en el tipo de consumo y en el coste final para muchas familias ya que el 41 % de los encuestados afirma no beber del grifo en sus casas.
Agua mineral
Los que priorizan el agua mineral envasada afrontan un gasto mínimo de 500 euros al año (para una familia de cuatro miembros que consume dos litros por persona), cien veces más de los 5 euros al año que gastaría si bebiera agua del grifo.
Esta situación se podría revertir, según los consumidores, si las administraciones optimizaran los actuales filtros de sales minerales de las potabilizadoras ya que mejoraría el sabor del agua y eso ahorraría a las economías domésticas afectadas y reduciría el impacto medioambiental que supone la recogida y transporte de agua envasada.
La OCU recomienda priorizar el agua del grifo, salvo que el sabor sea desagradable, en cuyo caso aconseja comprar aguas minerales de manantiales situados en la misma región del consumidor.