Urretxu ha dado grandes artistas. Entre ellos Victor Hernández y Alazne Esteban, los John Lennon y Yoko Ono de Urretxu. Empezaron a salir juntos cuando él tenía 17 años y ella 15 y desde entonces han compartido un buen número de proyectos relacionados con el arte y la creación.

Hernández estudió Formación Profesional en el colegio La Salle, pero no quería trabajar en una fábrica. “Parece que tenía espíritu rebelde y encontré trabajo en una editorial de Donostia. Publicábamos cómics. Era una filial de Planeta y se llamaba Pala. Nos enviaban fotos de cómics americanos y nosotros hacíamos los dibujos y traducíamos los textos al castellano. Trabajé allí durante tres años. Cuando se cerró me ofrecieron ir a Barcelona, pero tenía que hacer la mili. Además, aunque era un trabajo bonito, no pagaban muy bien”.

Cuando regresó del servicio militar, un tío le consiguió trabajo. “Era pintor rotulador y me pasó un trabajo que él no podía coger: restaurar el salón de plenos del Ayuntamiento de Bergara. También participé en la restauración del de Urretxu”, recuerda.

Después, vio en un periódico que una agencia de publicidad de Bilbao necesitaba pintores para pintar los anuncios de los autobuses. Para entonces salía ya con Alazne y fueron juntos a Bilbao. Se dedicaron a pintar anuncios en los autobuses durante unos cuantos años.

En aquella época, también hizo otros trabajos. Pintó vidrieras para las puertas de las salas de estar: escudos, Iparragirre, dantzaris... También trabajó para la imprenta del urretxuarra Nemesio Armenteros. “Entre otros trabajos, hacía logotipos para sus clientes. En aquellos tiempos había que hacerlo todo a mano”.

Cuando falleció la madre de Alazne, regresaron a Urretxu. “Mi tío falleció y cogí sus clientes. Además, hacía varios trabajos en el pueblo. Jose Mari Lasa me propuso colaborar con la revista Kaixo y me encargaba de dibujar las portadas. También hacía dibujos para los artículos. Por otro lado, Alazne y yo publicamos el cuento Kaskazuri eta Txilipurdi. Alazne escribió el cuento y yo hice los dibujos. De la traducción al euskera se encargó Pello Akizu. Lo publicó el Ayuntamiento. También me encargué durante varios años de la portada del programa de fiestas y dibujé una panorámica del pueblo para el Ayuntamiento”.

Victor Hernández y Alazne Esteban

Cuando llegaron los ordenadores, tuvo que aprender a utilizarlos y empezó a trabajar en la empresa de rotulación EuskoRot. Cuando dejó Euskorot, de nuevo se puso por su cuenta. “Decidí hacer algo distinto. Empecé a hacer trabajos en relieve con piedra, madera, poliester... Hice los letreros de los bares Malkor y Aldapa y de las tiendas Doña Maximina, Marisa Iturbe y Kuttun”.

También hicieron varios trabajos para el Ayuntamiento:el mural de las casas del barrio Aparicio, la decoración de la casa de goma, los arco iris que daban la bienvenida al pueblo, la escultura de la sala de exposiciones Juan de Lizarazu... “El mural del barrio Aparicio lo hicimos con los desempleados del pueblo”.

Con Basterretxea También ofrecieron a los ayuntamientos colocar placas de diseño en las calles. “Hicimos las placas de Castro Urdiales, Segura y Urretxu”, recuerda. Víctor incluso trabajó con Nestor Basterretxea: este último diseñó la vela del velero Gipuzkoa que a comienzos de la década de los 90 dio la vuelta al mundo y el urretxuarra se encargó de pintar la vela. Después, recibió la llamada de la empresa Irizar y trabajó diseñando las imágenes de los autobuses hasta que se retiró.

Cuando se le comenta que eran un poco hippies, responde que no. “Llevábamos una vida normal. Lo que pasa es que la situación económica era dura y había que tener iniciativa. Pero es verdad que no quería trabajar en una fábrica. Dibujaba bien y quería tirar por ahí. De chaval gané un concurso de dibujo y Alazne también ganó el primer premio en su categoría. La foto de la entrega de premios es la primera que nos sacaron juntos. Todavía no éramos pareja”. Se unieron poco después y llevan 50 años trabajando en equipo