El equipo Euskadi 4x4 Dakar Team completó el que era su gran objetivo, llegar a la meta final de Dakar 2024, poniendo fin a una aventura que les ha llevado a recorrer más de 7.000 kilómetros en doce exigentes etapas, de 687 kilómetros en el caso de la más larga y de 167 en la más corta. En ellas han puesto a prueba tanto su resistencia física como la del camión que les ha acompañado en esta aventura, un antiguo quitanieves Mercedes Unimog de casi 50 años que fue utilizado por la Diputación Foral de Bizkaia.

Ignacio Corcuera, Livingstone, ha sido el encargado de guiar el vehículo en esta aventura, que ha tenido como escenario los desiertos de Arabia Saudí. Livingstone, que con la de este año suma ya seis participaciones en el Dakar, ha contado con el vizcaíno David Naveira (Astortxo Motor, de Zalla) y con Fernando García (Garajes García, de Eibar), un soraluzetarra radicado en la villa armera, como compañeros de viaje. A ellos les ha tocado atender el apartado mecánico del viejo camión, un vehículo de 7.000 kilos equipado con un motor de tan solo 150 cv, que han tenido como cuidar al máximo para hacer frente a las exigencias del recorrido.

García posa junto a sus compañeros, ‘Livingstone’ y David Naveira.

Enfrente se han encontrado con auténticos monstruos mecánicos con más de 600 cv que dejaban pequeño al antiguo quitanieves, algo que no preocupaba en exceso a los miembros del equipo vasco, como señalaba Fernando García poco después de subir al podio y recoger la medalla que se entrega a todos los finalistas del Dakar. “Queríamos vivir la sensación del correr el Dakar y, aunque parezca una locura, hacerlo con un camión con unas prestaciones muy inferiores a las de otros gigantes con los que nos hemos encontrado en carrera. No hemos podido afrontar las dunas grandes porque el motor no tenía potencia suficiente para ello, pero hemos pasado por zonas de dunas más bajas en las que hemos disfrutado de verdad. Hemos transitado muchos kilómetros sobre arena, pero donde peor lo hemos pasado ha sido en algunos tramos de pista con piedras que eran autenticas trampas para destrozar coches. Otros momentos complicados han sido los tramos de enlace por carretera y autopista entre las distintas etapas. En algún momento puntual habremos cogido los 100 kilómetros por hora, pero apurando mucho, porque el motor no daba para más, y esas transiciones se nos hacían muy largas”.

Pese a todo, García no tiene más que palabras de elogio para el vehículo. ”Su comportamiento ha sido espectacular. Ha soportado la dureza del recorrido como un campeón. Al final ha sufrido la rotura de la soldadura de la caja y la hemos tenido que asegurarla con unas cinchas que compramos en una gasolinera del recorrido para que pudiera estar en condiciones de circular, pero no hay ninguna queja sobre las prestaciones que ha ofrecido. Pese a su antigüedad y a su limitada potencia, no solo ha completado el Dakar sino que hemos sacado de más de un apuro a otros vehículos que habían sufrido alguna avería o se había quedado atascado en la arena, como sucedió con un camión, remolcándolos con el Mercedes. Su rendimiento ha sido formidable”, señaló García.

Cansancio

Otro factor que ha ayudado a García y a sus compañeros a completar el recorrido ha sido el excelente ambiente que ha habido en el seno del equipo. “Los tres teníamos claro que no somos profesionales. Nuestro objetivo no era lograr un puesto. Queríamos disfrutar del Dakar, pese a que éramos conscientes de que la dureza del recorrido nos iba a exigir lo máximo tanto a nivel físico como mental. Ha habido muchos momentos de risas, momentos en los que nos han salido las cosa bien y otros en las que hemos fallado. A veces el propio cansancio y la falta de sueño podían generar momentos de tensión, pero hemos sabido controlarlos, retirarnos a descansar y, a la mañana siguiente las cosas ya se veían de otro manera. Ha sido duro, porque por algo es la prueba más difícil del mundo. Duermes poco y descansas menos, pero lo hemos disfrutado mucho”.

Antes de partir hacia Arabia Saudí Fernando García manifestó que estaba apunto de cumplir un sueño. Ahora lo ha conseguido y es clave saber si volvería a repetir la experiencia. “Cuando llegue a casa lo valoraré. Correr el Dakar es carísimo. Solo estar en la linea de salida en Arabia Saudí cuesta 130.000 euros. Salvo el apoyo de los ayuntamientos de Eibar y Soraluze, y el de KW Alko, que nos ha dado cuatro amortiguadores, y B. Zabala, que ha colaborado con unas eslingas, no hemos tenido ayudas. El resto lo hemos puesto nosotros. Unos se gastan el dinero en tragaperras, en bares o en juergas, y yo he decido invertir en mi vida, haciendo realidad mi sueño de correr el Dakar”.