El viernes falleció el urretxuarra Luis Mari Pérez, conocido por su labor a favor del pueblo, pero sobre todo muy querido por su simpatía. Trabajó como conductor de ambulancias y se jubiló en primavera del año pasado. Urretxuarra de pro y amante del deporte, destacó por su labor en la sociedad deportiva Goierri y en la organización de la fiesta del día de San Martín.

Pérez era uno de los conductores de ambulancias más conocidos de Gipuzkoa, por todos los años que pasó trabajando y por su carácter alegre y dicharachero. ¡Cuántas personas enfermas subieron cariacontecidas a su ambulancia y bajaron un poco más animadas gracias a sus comentarios!

Encontró su vocación tras quedarse en el paro. Se iba a abrir el hospital de Zumarraga y un amigo le comentó que se necesitarían conductores de ambulancia. En los casi 40 años que trabajó en las ambulancias, completó varios millones de kilómetros.

Tanto le gustó su oficio, que transmitió su pasión a sus hijos y estos también trabajan en ambulancias: su hijo Asier es conductor como él y su hija Nagore sanitaria. En un reportaje que protagonizó en este periódico con motivo de su jubilación, comentó que un conductor de ambulancias debe ser amable y tiene que saber animar a los enfermos. “Sacar una sonrisa a alguien que ha entrado llorando es muy gratificante”, dijo.

Ciclismo

No echaba de menos las ambulancias, pues una vez jubilado siguió al volante: gran aficionado al ciclismo, colaboraba desde hacía muchos años con las carreras ciclistas, llevando a los jueces. Formaba parte de la directiva de la sociedad deportiva Goierri, donde lloran su muerte. Al igual que los vecinos del barrio San Martín, con los que organizaba la fiesta del 11 de noviembre. Entre los múltiples trabajos que desempeñaba, estaba el de conseguir todos los años un cochinillo. Él era el que llevaba a Martintxo, el gran protagonista de la fiesta, a la carpa de la plaza Iparragirre.

Pero, por encima de todo, era el abuelo de Xabat. Nieto y abuelo eran inseparables y ya le había transmitido su amor por el pueblo y por el ciclismo. En vísperas de San Martín, Xabat acompañó a su abuelo al caserío de Martintxo y lo trajeron a Urretxu. Pocos días después, Luis Mari entró a quirófano para ser operado. Se te echará de menos en el Ezkurra. El siguiente gin-tonic, en tu honor.