Izaskun y Marijose Estibaritz abrieron la librería Pitxintxu en la calle San Francisco en 1978. En poco tiempo se convirtió en un lugar de referencia para aquellos que buscaban música y libros. Sus paredes han sido testigo de charlas sobre música y literatura, pero también, de política y de feminismo, no en vano Izaskun y Marijose han estado y están implicadas en el movimiento por la igualdad en Elgoibar. Los regalos, la costura y el bordado también han marcado la trayectoria del comercio. En él se han bordado txapelas y banderas, y se han hecho infinidad de disfraces. 45 años después ha llegado el momento de despedirse de la tienda, pero Pitxintxu no cerrara sus puertas. Al igual que hicieron ellas hace más de cuatro décadas, otra joven, Sara Arriola, tomará su testigo para dar continuidad a la labor de las hermanas Estibaritz, aunque incorporando sus propias ideas al proyecto.

El proceso de transmisión del negocio que Izaskun y Marijose pusieron en marcha hace un año buscaba evitar que Elgoibar se quedará huérfana de librerías. “Teníamos claro que debíamos hacer lo posible para que Pitxintxu siguiera adelante. Entendíamos que cerrar la última librería de Elgoibar era una pérdida cultural importante para localidad”. Plantearon a Elgoibarko Izarra la posibilidad de gestionar el comercio, tomando como referencia un modelo de negocio dirigido a potenciar la lectura en euskera. La propuesta llegó a manos de Sara Arriola, una joven que ha crecido profesionalmente en Elgoibarko Izarra como monitora y dinamizadora del uso del euskera entre los más jóvenes. En un momento determinado, se planteó la posibilidad de afrontar el reto al margen e Elgoibarko Izarra, con una socia. La sociedad no fraguó, pero eso no la amilanó y ha decidido emprender sola la aventura.

Lucha feminista

La lucha por el feminismo y la igualdad han estado estrechamente unidas a Marijose e Izaskun y, por extensión, a Pitxintxu, como recuerdan sus compañeras del colectivo de mujeres Haizea. “Pitxintxu ha sido una oficina abierta ocho horas al día para nuestra asociación. Por eso, Haizea os agradece todos esos años de trabajo altruista e implicación desinteresada en favor de nuestra asociación, gestionando las cuotas, los carteles,…”.

Tras su adiós a Pitxintxu, Izaskun y Marijose tendrán más tiempo para sus aficiones y, también, para seguir trabajando por la igualdad. “Se ha avanzado desde que éramos vistas como bichos raros por colocar carteles por la igualdad o el derecho al aborto, pero queda camino por recorrer. Prueba de ello es la violencia machista, que sigue matando a mujeres”, indicó Marijose. Otro ámbito en el que queda trabajo por hacer es en el de las responsabilidades en el seno de la familia. La mujer lleva la carga del hogar, lo que repercute en menos tiempo para su propio disfrute. Izaskun, Marijose y sus compañeras de Haizea, han fomentado esta faceta con excursiones, salidas a la montaña (estos días están en los Pirineos), charlas literarias y otras actividades dirigidas a ofrecer a la mujeres ese espacio que en tantas ocasiones se les niega. ”El día que vea un pelotón de cuarenta mujeres en bicicleta en la carretera un domingo por la mañana empezaré a pensar que vamos por el buen camino, hasta entonces tocará seguir trabajando”, terminó diciendo Izaskun.