La afición por la captura y cría de jilgueros para participar con ellos en concursos de canto no atraviesa su mejor momento. Las trabas administrativas que deben superar para preparar a los ejemplares con los que luego van a competir hacen que el silvestrismo, nombre con el que se conoce esta práctica, esté en franco retroceso. La tradición de salir al monte, capturar algunos ejemplares y quedarse con aquellos que mejores condiciones presentan para el canto mientras se suelta al resto, algo muy común en los pueblos de la costa como Mutriku y Ondarroa hasta hace unos años, está estrictamente prohibida. Además, las aves que crían deben estar anilladas y controladas en un núcleo zoológico, y la posibilidad de cruzar ejemplares para lograr unos ejemplares mejor dotados para cantar se limitan a hacerlo entre los que ya tienen. Todo ello deriva en problemas de consanguinidad y el consiguiente deterioro de la calidad de las aves. Pese a todo aún quedan aficionados que siguen manteniendo una tradición que en muchos casos pasa de padres a hijos. Algunos de ellos se dieron cita en Mutriku la mañana del pasado domingo para tomar parte en el Campeonato de Gipuzkoa.

Galdona era el lugar elegido para el campeonato pero las adversas condiciones climatológicas obligaron a trasladar la competición al patio cubierto de la Ikastola de Mutriku. A lo largo de la mañana, jilgueros y jilgueros mixtos inundaron con sus trinos el patio de la ikastola mutrikuarra en unos duelos de canto seguidos con interés por sus criadores. Al final, el eibartarra José Luis Fernández se hizo con la victoria en la categoría de jilgueros mientras que el título en la categoría de mixtos fue para el ondarrutarra Peio Arrizabalaga. Ahora, tanto Fernández como Arrizabalaga tienen sus miras puestas en la final del Campeonato de Euskadi que se disputará en Galdona este próximo domingo, siempre que la climatología no lo impida.