El grupo de arquitectos que hizo pública su postura contraria al proyecto de reforma de Zumardi Txiki ha presentado alegaciones al Proyecto de Defensa contra Inundaciones del río Oria de la Agencia Vasca del Agua URA, cuya principal medida consiste en la demolición del puente Nuevo. Los arquitectos movilizados se lamentan del “poco aprecio” que se tiene al patrimonio histórico y opinan que “el derribo del puente debe ser la última opción y, si es necesario derribarlo, el contexto debe estar en el centro del proyecto que debe ser sensible al entorno”.

El grupo de arquitectos, que ha aprovechado la ocasión para comunicar que el Gobierno municipal no ha dado “ningún paso” para reunirse con ellos y hablar del proyecto del Zumardi Txiki, cree que es “preocupante” que el Ayuntamiento de Tolosa haya aprobado el proyecto tal y como se lo ha presentado URA.

Opinan que no se ha estudiado con rigor el valor histórico y artístico del puente. “No forma parte del catálogo del patrimonio histórico-artístico, entre otras cosas, porque la documentación de su entorno ha estado archivada en un lugar que no le correspondía. Todo ello nos lleva a pensar que no tiene interés en preservar el patrimonio arquitectónico de Tolosa”, explican, tras haber hallado planos originales, memoria y los documentos sobre la autoría del proyecto. Así, han utilizado dicha documentación para justificar la alegación presentada y solicitar al Departamento de Cultura del Gobierno Vasco que el puente construido en 1925 por el arquitecto Guillermo Eizaguirre sea declarado Bien de Interés Cultural, ya que creen que es coherente con la definición que se hace en la Ley 6/2019, de 9 de mayo, de Patrimonio Cultural Vasco.

“El paisaje urbano integrado en la memoria tolosarra es en las faldas de Uzturre desde el Oria, composición que surge a los lados: Puente Nuevo, Alameda, Convento de Santa Clara, Naparzubia, Palacio de Idiáquez, iglesia de Santa María, Tinglado... y esta panorámica de Tolosa se ha convertido en singular y valiosa”, sostienen.

De esta forma, plantean dudas al puente que se proyecta construir por su estética y su encaje en el paisaje urbano, porque “se desvirtúa el contexto paisajístico, urbano y arquitectónico, que debería ser el eje del proyecto”. Creen que “no es admisible que en lugar de un puente con plataforma plana, con dos aros de cinco metros de altura, se proponga un puente que desde cualquier punto de vista, ya sea desde el norte o desde el sur, produce contaminación visual y es un obstáculo para la visibilidad de peatones y vehículos”.