Los dos años sin poder celebrar la tradicional jornada festiva de San Andrés por la pandemia se les habían hecho duros a los eibarreses. El pasado fin de semana ya se vio que había ganas de fiesta y eso se pudo constatar durante la feria agrícola y ganadera de este miércoles.

Animadas por un tiempo difícilmente mejorable a estas alturas del año, miles de personas hicieron acto de presencia desde las primeras horas de la mañana en las calles del centro de Eibar, que volvieron a ofrecer el aspecto propio de las grandes citas.

Cierto es que, al caer el día de San Andrés en jornada laboral, los eibarreses fueron este miércoles más mayoría que nunca en su propia feria; aunque también fueron muchas las personas que se acercaron hasta la ciudad armera desde otras localidades próximas como Elgoibar, Ermua, Elgeta, Mendaro o Deba.

Sea como fuere, el fluir de gente fue constante en las carpas que se instalaron en Untzaga y Txantxa Zelai para albergar los 53 puestos de productos autóctonos que concurrieron a la feria; la calle Fermín Calbetón se quedó pequeña para acoger a la multitud que se acercó a ver la muestra de ganado y demás animales criados en nueve caseríos locales; la zona de las gradas de Untzaga estuvo de lo más concurrida durante las actuaciones de los trikitilaris y los bertsolaris; en la confluencia de las calles Toribio Etxeberria y San Juan apenas cabía un alfiler durante la disputa del Campeonato de Aizkolaris por parejas…

Sin lugar a dudas, por el buen tiempo, por la importante afluencia de gente y por el gran ambiente reinante, el de este miércoles fue un día de San Andrés espectacular.

La tradición manda por lo que, ni que decir tiene, en la jornada ferial de este miércoles tampoco faltaron ni la habitual kalejira de la Banda de Txistularis Usartza ni la romería Plazara Dan-tzara que acostumbra a cerrar la programación de este día de la mano de Kezka Dantza Taldea y los trikitilaris Jainaga y Narbaiza.

Tras dos años de obligada ausencia, el día de San Andrés regresó a Eibar con fuerzas renovadas y con un eminente sabor local. Hasta el año que viene.