n muchos lugares están desapareciendo los juegos con animales, pero en Legazpi mantienen el suyo. Eso sí, adaptado a los tiempos. Se trata del juego del gallo (oilar jokoa), que antaño se celebraba en muchos pueblos de nuestra geografía. La edición de este año tendrá lugar el jueves.

Este juego se celebra cada año en la Octava del Corpus, pero al coincidir este año con la víspera de San Juan, el Ayuntamiento de Legazpi ha decidido adelantarlo una semana para no chocar con los actos habituales. Tras dos años de ausencia, se celebrará el 16 de junio, a las 19.00 horas, en la plaza Euskal Herria. Podrán participar niños y niñas mayores de doce años.

Este año se hace un llamamiento especial a participar, puesto que año tras año la participación ha ido decayendo, y el parón de dos años no ayuda. Desde el Ayuntamiento de la localidad de Urola Garaia recuerdan que para que esta tradición de siglos perdure es indispensable que la gente participe. Las personas interesadas solo tendrán que acudir a la cita y podrán participar en el juego. Basta con dejar el móvil durante unos minutos y coger una espada.

Este juego es el único que se ha mantenido de toda la programación y festividad de la Octava del Corpus. El origen y desarrollo del juego no está del todo claro. Según dicen algunas personas, al igual que el juego del ganso, proviene de Europa y se extendió en nuestros pueblos durante el siglo XVIII. Pero hay quien dice que estos juegos existieron aquí anteriormente. De todas formas, el juego del gallo, que durante los siglos XVIII y XIX no faltaba en ninguna fiesta, casi ha desaparecido de las plazas de Euskadi. Legazpi es uno de los pocos municipios que mantiene la tradición.

Tal y como se ha comentado, el juego del gallo se ha adaptado a los tiempos. Antiguamente, la participante o el participante que llegaba donde el gallo, le tenía que cortar el cuello con una espada. Aquel que lo conseguía, se lleva el animal a casa.

Hoy en día, no se hace nada parecido. Cuando la persona participante llega a la posición del gallo, tiene que realizar un círculo con la espada e intentar que el gallo quede dentro del círculo descrito (el gallo suele estar dentro de una jaula, por lo que no se le puede hacer daño).

Y el premio tampoco es el gallo, sino 20 euros. Pero sí existe una característica que se ha mantenido en los tiempos: los txistularis siempre han acompañado a los jugadores interpretando la melodía Tranka-tranka y siguen haciéndolo. Los txistularis de Legazpi solo interpretan esta melodía en el transcurso de este juego. l