- Más de la mitad de los desplazamientos que se realizan en la ciudad se hacen a pie o en bicicleta y el año pasado los trayectos en bici alcanzaron un nuevo récord, con un total de 21.702 diarios. Son algunos de los datos que recoge el Informe de Sostenibilidad de 2019 elaborado por la Fundación Cristina Enea, que a partir de más de 50 indicadores ofrece una fotografía del estado de Donostia previo a la pandemia. El informe se ha adaptado, además, a los parámetros del Plan DSS Klima 2050.

La crisis provocada por el coronavirus condicionará indudablemente los datos de movilidad, emisiones, residuos, energía y consumos de este año, "a veces para bien y otras para mal, aunque hay que ver a costa de qué", reflexionó la concejala de Ecología, Marisol Garmendia, que añadió que por eso es interesante conocer cuál era la situación de la ciudad antes del coronavirus.

Respecto a la movilidad, los meses de confinamiento y los posteriores han afectado a los desplazamientos por la ciudad, aunque según aseguraron desde la Fundación Cristina Enea, todavía es pronto para ver qué tendencia se impone. Los datos de 2019, de todas formas, son positivos. Al récord de desplazamientos en bicicleta se le suma el crecimiento de los usuarios del transporte público, tanto de Dbus, con otro récord de más de 29,5 millones de viajeros, como de Lurraldebus y EuskoTren, con casi cuatro millones más (teniendo en cuenta los trayectos dentro de la ciudad).

El año pasado se habilitaron, asimismo, casi tres kilómetros más de bidegorri, lo que permite que la red ciclista donostiarra supere los 80 kilómetros. Garmendia incidió, asimismo, en otro dato positivo, el referido a la motorización, que rompe con la tendencia ascendente de los últimos años y registra una bajada, aunque muy ligera: el año pasado había en Donostia 598 vehículos con motor por cada 1.000 habitantes, cuatro menos que el año anterior.

El director del Observatorio de la Sostenibilidad y el Clima, Manu González, destacó, sin embargo, que en el lado negativo está que Donostia "no consigue reducir las emisiones de gases efecto invernadero", producidas por el transporte motorizado (el 57%), los hogares, servicios y residuos, principalmente, al margen de las emitidas por la industria (casi el 30% del total). La crisis económica contribuyó al descenso de emisiones entre 2007 y 2016, pero desde entonces la tendencia ha cambiado, con un crecimiento del 4,35% en 2017 y de un 1,48% más en 2018, el último dato disponible, hasta un total de 1,19 millones de toneladas de CO2 emitidas (6,35 toneladas por habitante). Los datos alejan los objetivos previstos en el Plan DSS Klima 2050 aprobado en 2018, que apuntaban a una reducción del 40% de la emisiones.

En el lado positivo de la balanza Garmendia subrayó, por otro lado, el aumento de casi un 20% de la producción de energía renovable en la ciudad, motivado, principalmente, por el sistema District Heating de Txomin Enea (con biomasa).

"Nuestros comportamientos cotidianos influyen y mucho a la hora de contribuir activamente en la lucha contra el cambio climático", apuntó Garmendia.

Suelo artificializado. Aumentó ligeramente en 2019, hasta el 43,39% del total, por la ampliación de las instalaciones deportivas de la Real en Zubieta y el polígono de Eskusaitzeta.

Agua. La calidad del agua del Urumea es buena, aunque algunos de los parámetros de la parte interna (Loiola) muestran un potencial deficiente o moderado.

Aire. La calidad del aire es buena o muy buena el 99% de los días en la estación de Puio, el 95% en la de la avenida de Tolosa y el 87% en las de Ategorrieta y Easo.

Movilidad. El 46,2% de los desplazamientos se hacen a pie en Donostia según el último estudio realizado por el Gobierno Vasco en 2016 y más del 4% en bicicleta. Los desplazamientos de ciclistas sumaron 21.702 diarios el año pasado, un récord hasta la fecha. Se inauguraron casi tres kilómetros más de vías ciclistas y la red supera ya los 80 kilómetros en Donostia. Dbus superó los 29,5 millones de viajeros y EuskoTren, Lurraldebus y Renfe los cuatro millones dentro de la ciudad. El índice de motorización se redujo ligeramente hasta los 598 vehículos a motor por cada 1.000 habitantes. De ellos, el 1,3% tienen la etiqueta ECO o la de cero emisiones.

Energía. El año pasado aumentó un 19,5% la producción de energía renovable en la ciudad, sobre todo por el sistema District Heating de Txomin Enea.

Sistema alimentario. Los terrenos de alto valor agrológico y explotaciones suponen 327,61 hectáreas, que representan el 5,4% del término municipal (están principalmente en Lau Haizeta, la vega del Urumea, Igeldo y Zubieta). Hay 11,5 hectáreas dedicadas al cultivo ecológico. Las huertas de ocio o autoconsumo son trabajadas por unas 2.500 personas, y de su actividad se beneficia aproximadamente un 1,5% de la población.

Residuos. En 2019 aumentó la generación total de residuos pero también la de la recogida selectiva, que alcanzó el 41,47% del total (40,3% si se excluyen los residuos industriales), y se redujo el volumen que acabó en el vertedero. La recogida de materia orgánica también creció hasta las casi 5.500 toneladas, aunque en este caso la pandemia ha roto con esta tendencia y ha reducido las cifras durante lo que llevamos de 2020.

Emisiones. En 2018 crecieron las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 1,19 millones de toneladas (más 850.000 del sector industrial). El incremento es del 1,5%. Casi el 57% son derivadas del transporte motorizado.

Los desplazamientos en bicicleta aumentaron hasta los 21.702 trayectos diarios y la red de bidegorris supera los 80 kilómetros