E s bien conocida la devoción de los donostiarras por la comida, algo que queda patente también en fiestas, una buena ocasión para salirse de la rutina y probar nuevos sabores.

Y para ello, nada mejor que acercarse a las terrazas del Kursaal, donde han echado raíces por unos días las coloridas furgonetas que venden todo tipo de platos y, como mandan los cánones, bebidas también variadas como indispensable acompañamiento.

Las food trucks comienzan a ser una presencia ineludible en todas las citas festivas, pero en pocas se tiene la oportunidad de poder comer mirando al Cantábrico sobre la playa de la Zurriola.

Aunque el día de ayer amaneció tristón, al mediodía ya no quedaban mesas libres en las terrazas del Kursaal, y había que andar espabilado para conseguir un hueco. Es esa hora, la del mediodía, la más atractiva para las familias, que ven en esta propuesta una buena forma de pasar el día y comer en cuadrilla mientras los más pequeños se divierten.

Sin dejarse la cartera en el intento, estos días en el Kursaal la propuesta es variada. Desde fajitas a falafel, pasando por hamburguesas, ecológicas y no tanto; crepes salados y dulces, los más solicitados por los txikis; kebab e incluso raciones de paella. En esta lista tan mestiza también se pueden encontrar sandwiches, perritos calientes, nachos o hummus.

En cuanto al precio, pues también para todos los gustos, como en botica. Desde los tres euros a los 29 que costaba la parrillada de carnes argentina. Esta furgoneta, la que ofertaba comida de Argentina a la brasa, era en el día de ayer la que más cola acumulaba, y es que ver cómo salchichas y costillas se hacían lentamente sobre el carbón despertaba el apetito.

Había quien, pensando en la comida casera del día de la Virgen, se acercó al Kursaal para disfrutar de una botella de sidra, una cerveza fresquita o un mojito. Aunque no es el mediodía la hora más propicia para tomar esta delicia caribeña, ayer había quien decidió no esperar a la noche y lanzarse a degustar esta refrescante mezcla de ron, hierbabuena, azúcar y limón, siempre vertida sobre una buena cantidad de hielos bien picados.

Quien lo deguste por la tarde lo hará al ritmo de la música, con los conciertos que comienzan a diario a las 20.00 horas.

Lo comentaba Mikel: “Ahora un par de mojitos y luego una buena siesta”. Un plan relajado para pasar una jornada en la que muchos pagan los excesos de la víspera.

Aunque las calles de la ciudad seguían llenas, la jornada festiva de ayer también es en la que el cansancio aflora en los rostros de muchos de los donostiarras que siguen siendo fieles a la cena de la Víspera de la Virgen, en la que los restaurantes donostiarras continúan ofertando menús especiales.

Talleres para niños Además de comida y bebida, en las terrazas del Kursaal los más txikis pudieron pasar ayer un buen rato gracias a los talleres organizados por la ONG Haurralde.

Con ilusión, y buena dosis de impaciencia, los más pequeños hicieron cola para que una monitora les pintara la cara según sus gustos. Leones, tigres, mariposas... el mundo animal parece ser el más atractivo para estos modelos que alardeaban ante sus amigos.

La cola de al lado se componía, casi exclusivamente, por niñas, dado que una monitora africana les peinaba con destreza con coloridas trenzas, para lo que, sí o sí, es indispensable lucir pelo largo.

Los talleres eran gratuitos aunque en los carteles colocados por Haurralde se podía leer que cualquier aportación económica sería de ayuda para seguir desarrollando los proyectos de educación o salud que impulsa para los niños y niñas de distintos países del mundo.

Ayer en el Kursaal era este el único taller que se ofertaba, aunque en el resto de días de la Semana Grande hay más opciones, como el taller de risoterapia infantil, que se celebrará hoy entre las 17.00 y las 19.00 horas.