De golpe y porrazo, en un solo año, el consumo de agua en los hogares de Gipuzkoa experimentó, al igual que en el resto del Estado español, un aumento inevitable. Después de años de avanzando en una mayor eficiencia, de racionalizar más el uso del agua del grifo, el confinamiento debido a la pandemia de covid-19 provocó que cada familia pasase a gastar en ese año 2020 unos 10.000 litros de agua extra. Fue como volver diez años atrás, a niveles que no se veían desde 2011. Pero tenía su lógica. Más tiempo en casa, más gasto de agua, que en una factura media no representa más que unos 20 euros anuales, IVA incluido.

Pero lo excepcional del confinamiento dejó su poso y aún hoy, tres años después, a los hogares guipuzcoanos les cuesta recuperar los bajos niveles de consumo de agua que lucían entonces. Sí lo han logrado algunos municipios como Eibar, Elgoibar, Azpeitia o Legazpi, entre otros, pero no la mayoría, que se acercan poco a poco, pero sin llegar al nivel de 2019. Los últimos datos por municipios recogidos por Gipuzkoako Urak en sus informes de actividad del ciclo completo del agua relativos al ejercicio 2022 así lo atestiguan. Estamos cerca, pero aún por encima de niveles de los que presumíamos en 2019. 

El aumento de consumo debido al confinamiento fue aproximadamente del 7,5%, aunque en municipios de pequeño tamaño como Ormaiztegi se llegaron a dar excepciones de hasta un 19% de aumento del consumo de agua en cada casa. Otros municipios de mayor tamaño como Tolosa también subieron su consumo anual un 10%, y en contados casos como el de Eibar, la subida apenas fue del 4%.

La recuperación de los bajos niveles de consumo de agua previos a la pandemia es esperable en los próximos años. Según los últimos datos ofrecidos por el INE el año pasado, Euskadi es, con mucha diferencia, la comunidad con el consumo más bajo por persona y día de todo el Estado. Y Gipuzkoa, pese a estar por encima de la media vasca, que arrojó el INE (97 litros por habitante y día), sigue teniendo niveles inferiores a cualquier otro punto de la geografía española. 

Donostia cuenta con unos consumos domésticos diarios más altos por persona, en la media estatal, probablemente debido a su peso turístico en relación al resto del territorio. Según datos oficiales, en la capital, entre 2008 y 2019 el consumo bajó un 10%, desde 148 litros por persona al año hasta 134. Según el último dato oficial publicado, el de 2021, el consumo en Donostia está todavía en 138, por encima de los 134 que marcaron el mínimo histórico en 2019. El aumento debido al confinamiento también fue del 7,5% aproximadamente y está en vías de recuperación, a falta de los datos de 2022.

Otro aspecto a tener en cuenta es el consumo total de agua. El doméstico representa más de dos tercios del total, pero existen otros muchos consumos que también han experimentado descensos importantes en dos décadas. Hablamos del resto de actividades, incluido el riego, las fuentes, etcétera. Toda la que se gasta fuera de los hogares. En este caso, el descenso se ha mantenido constante desde 2003. Se gastaban entonces una media de 66 litros por habitante y día en todos esos usos fuera de casa, y hoy en día gastamos unos 40.

La media actual de toda el agua consumida, por tanto, tanto en nuestra casa como en el resto de usos, se eleva a 150 litros diarios por habitante. Y entre los municipios con un menor consumo total, se encuentran Leintz Gatzaga, el único por debajo de los 100 litros sumando todos los consumos, mientras otros como Beizama, Aduna o Altzo superan los 300. 

Si nos atenemos sólo al consumo doméstico, y pese al efecto covid, la mejora es enorme en 20 años y tiene una repercusión directa en la gestión de los recursos hídricos del territorio, ya que los embalses guipuzcoanos son de tamaño pequeño en líneas generales. Nuestro granito de arena pesa, por tanto. Hagamos una comparación.

Hoy en día vivimos en Gipuzkoa unas 52.000 personas más que en 2003, y aún así, gastamos un 16% menos de agua que entonces. Dicho de otro modo, la población ha subido un 7,7% pero entre todos hemos logrado bajar el consumo un 16%. Son quince millones de litros de ahorro diarios, que en un año equivalen a casi 5,5 hectómetros cúbicos.

Es decir, con el agua doméstica que nos ahorramos en un año en relación a la que gastábamos hace 20 años, pese a ser ya más de 728.000 habitantes, podríamos llenar el 14% del embalse del Añarbe, el más grande del territorio. O los de Arriaran y Lareo a rebosar, si nos ceñimos en embalses pequeños.

Sólo el aumento de consumo durante el confinamiento, provocó que ese año 2020 por los grifos de nuestras casas saliesen 5,8 millones de litros extra al día.

Los informes por municipio publicados por Gipuzkoako Urak recogen también otros aspectos como son la satisfacción y valoración de los usuarios sobre el servicio recibido. Y pese a las diferencias de un municipio a otro, se puede concluir que más de la mitad de los abonados consideran que el precio del agua es caro, aunque valoran la relación calidad/precio del servicio recibido y admiten que otros servicios como la luz, el gas o la telefonía resultan más caros. 

El agua nos parece cara

Además, según los municipios, entre el 70% y el 90% de los abonados de Gipuzkoako Urak, con una aceptación muy alta, por tanto, consideran que tanto el color, como el olor y el sabor del agua que beben de sus grifos es buena o muy buena y son menos del 5% los que la califican de mala.

La percepción de carestía del servicio tiene cierta base. Aunque es cierto que consumir 20.000 litros de agua en casa nos cuesta, en una factura tipo, sólo unos 20 euros por consumo, unos 18 por el tratamiento de depuración y otros siete por otros conceptos, hasta un total de unos 50 euros, incluido el IVA, no menos cierto es que en comparación en Euskadi pagamos más que en otros muchos puntos del Estado.

La última referencia del Instituto Nacional de Estadística, con precios de 2020, señala que el coste de distribución del agua en nuestra comunidad es de las más altas, de 2,04 euros por metro cúbico, es decir, por cada mil litros.

Solo le superan Catalunya (2,66), Baleares (2,52), Murcia (2,51) y Canarias (2,20), según los datos recogidos por el INE, mientras que en Castilla y León o la vecina La Rioja se pagaba entonces a 1,10 y 1,17 euros, respectivamente, cada 1.000 litros de agua.