La ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) ha denunciado este miércoles que el Gobierno griego les ha obligado a salir del campamento de Chios, donde daban asistencia médica desde 2016 a los refugiados. "Está claro que no nos quieren ni en el agua ni en tierra", han afirmado a los medios de comunicación en Donostia la médico Viki Claramunt, la enfermera Edurne Ollaquindia y la periodista Isa Eguiguren, voluntarias de la organización.

Según han detallado, el pasado 17 de febrero tuvieron que abandonar la isla griega a pesar de contar con una prórroga hasta el próximo 15 de abril para adaptarse a una nueva orden ministerial "imposible de hacerse por tiempo y por dinero". "Es un laberinto burocrático enorme. No hay un departamento específico, por lo que cada respuesta tarda muchísimo en llegar. Por días era imposible de cumplir y encima nos piden una autoría externa anual, lo que supone más dinero que el presupuesto que tenemos para atender a la gente", han denunciado.

Para la ONG, estos requisitos no dejan de ser una fórmula que ha utilizado el Gobierno griego para obligarles a abandonar la isla y convertirla, así, "en un lugar directo de deportación sin testigos". “Hacemos un llamamiento a que los gobiernos europeos respeten las leyes. Es una llamada urgente, porque esta expulsión lo único que provocará serán más muertes”, ha indicado Eguiguren, para quien esta traba administrativa, unida a los recientes problemas del Aita Mari en Italia, es una clara demostración de que no quieren a la organización “ni en agua ni en tierra para rescatar personas”.

Tras la marcha precipitada de la asociación de la isla –“Nos dieron solo dos días de margen para recoger todo e irnos”, han afirmado-, solamente tres enfermeras griegas se encuentran en la clínica del campamento. No obstante, su labor se limita únicamente a la de registrar todas las llegadas y realizar una analítica básica a los refugiados, por lo que estos carecen en estos momentos de ningún tipo de asistencia médica.

Hasta ahora, un médico y una enfermera de la ONG daban asistencia a los migrantes en todo momento los siete días de la semana, al mismo tiempo que se coordinaban con otra organización alemana que hacía lo propio en materia odontológica. “Ahora mantienen la infraestructura, pero no quieren que haya personas”, ha asegurado Claramunt, quien ha explicado que esta situación es fruto de un proceso iniciado antes de la pandemia. “Han ido echando a todas las ONGs que se dedicaban a atender a los refugiados. A nosotros nos han mantenido porque solo dábamos atención médica”, ha apuntado, al tiempo que ha comentado que la expulsión se debe, únicamente, a que han pasado a ser “unos testigos muy incómodos”.

Nuevo proyecto en Atenas

“Los guardacostas griegos les meten en embarcaciones de plástico sin motor y los dejan en aguas turcas. Europa paga para que ellos los retengan”, ha indicado Eguiguren, que ha denunciado que estas devoluciones también se dan en tierra. “Los refugiados tienen miedo y se esconden dos o tres noches en los bosques antes de llegar al campamento. Lo hacen con temperaturas bajo cero, heridos y helados. Es muy impactante”, ha revelado.

Asimismo, ha explicado que muy pocos de los que llegan a los refugios acaban consiguiendo el asilo. “Les mandan ir a Atenas a recoger la respuesta, que casi siempre es un no, y se quedan en la calle porque allí no hay ningún campamento”, ha añadido.

Ante esta situación, y a pesar del contratiempo, desde SMH no bajan los brazos y estudian abrir una nueva clínica a partir de junio en Atenas, donde la situación "es impactante", con más de 30.000 refugiados, “muchos de ellos viviendo en la calle”. “Queremos seguir manteniendo nuestro compromiso de cubrir las condiciones sanitarias de los que no lo tienen”, agregan.

La ONG guipuzcoana también contempla la posibilidad de unirse a otras organizaciones internacionales para “trabajar en red” y ofrecer toda la ayuda necesaria a los migrantes. “El trabajo de los voluntarios es muy importante por sus servicios, pero también porque cuando vuelven a sus países extienden su experiencia. Los refugiados son un tema que ha venido para quedarse. Es gente de todo tipo y muy valiosa que no tiene cómo volver atrás. Por eso necesitamos un programa de sensibilización social”, ha zanjado Claramunt.