Mendaro ha amanecido hoy con un panorama bien distinto al de ayer. En apenas 24 horas, el paisaje ha cambiado de forma radical. Si ayer a primera hora de la mañana, el agua había aislado la localidad y había inundado por completo el barrio de Garagartza, con el agua alcanzando prácticamente los dos metros de altura, hoy la imagen era casi de normalidad. En las últimas horas el nivel del río ha bajado notablemente, la calle está ya limpia y el riesgo ha desaparecido, ya que la persistente lluvia de los últimos días ya ha sido suave hoy y dejará mañana paso al sol. Las inundaciones que sembraron el caos en Gipuzkoa han quedado ya atrás.

La mayor parte de las tareas de limpieza ya se realizaron ayer por la tarde, cuando el descenso del caudal permitió limpiar los hogares y garajes anegados. Esta mañana la tranquilidad reinaba en Garagartza, donde los vecinos estaban terminando las labores de limpieza y haciendo recuento de los posibles daños materiales, que no han sido muchos gracias a la precaución que han tenido. Eso sí, aún estaban impresionados por la altura alcanzada por el agua, que dejó incomunicado el municipio, un extremo que ya está solucionado. De hecho, el acceso a la localidad era normal ya esta mañana.

"Ahí está la marca, a 1,70 de altura", señala utilizando un metro Ibon, uno de los vecinos de Mendaro que ayer por la mañana no podía ni salir de su casa. "Lo peor fue la madrugada. Me levanté a las siete menos cuarto de la mañana y no pude ir al trabajo porque el portal estaba inundado hasta los buzones. A eso de las doce ya bajó el nivel del agua y pudimos salir con botas de agua".

Señala este vecino de Mendaro que las casas situadas en la zona de Garagartza han sufrido "varias inundaciones" en los últimos años, pero que esta ha sido "exagerada". El consuelo es que esta vez el agua "no tenía nada de barro", así que las labores de limpieza han sido más sencillas.

La solución a estas inundaciones periódicas no es sencilla. "Cuando el río sube y alcanza cierto nivel, el agua empieza a salir también de las alcantarillas y nos inunda esto. No hace falta que desborde el río para que se inunde la calle. La semana pasada, por ejemplo, llegó a 80 centímetros. Lo que pasa es que esta vez se ha desbordado todo", comenta Ibon, que destaca la respuesta del Ayuntamiento y los bomberos, que ayudaron en los trabajos de limpieza para recuperar una normalidad que hoy ya era prácticamente total.

Uno de los que se ha llevado la peor parte en Mendaro ha sido Luis, ya que el primer piso de su vivienda, situado a ras de suelo, se inundó ayer por completo. Hoy ya había dejado prácticamente limpio todo, aunque lamentaba que algunos electrodomésticos se le han estropeado. "Ya he encargado nuevos, me imagino que el seguro se hará cargo. Ahora voy a hacer fuego para calentar el ambiente", comentaba a este periódico tras dejar limpia ya la habitación.

Luis pasó momentos complicados ayer: "Este piso estaba cubierto hasta el techo y se quedó muy cerca, a centímetros, de llegar al piso de arriba. Nos pusimos un poco nerviosos. Empezamos a subir cosas encima de las camas, pero por suerte el agua no subió más. Luego bajó pronto".

Este vecino de Mendaro, que reconoce que ha sido "la peor inundación desde 1988", ofrece como posible solución "limpiar el río, porque cuanto más limpio y ancho esté, más espacio habrá para el agua" y " llevar más abajo los desagües".

LIMPIEZA EN ALTZOLA

En el barrio elgoibartarra de Altzola aún no habían acabado esta mañana las labores de limpieza, labor en la que estaban implicados varios trabajadores de la Mancomunidad de Debabarrena, aunque la situación era mucho más tranquila. No en vano, el nivel del río Deba ha descendido a la mitad. El viernes el caudal alcanzaba en la estación de aforo de Altzola su máximo nivel histórico (5,71 metros, por encima incluso del episodio de inundaciones del 6 de noviembre de 2011). Esta mañana, en cambio, se situaba a 2,76 metros. Otra historia.

La peor parte se la ha llevado la empresa de Aguas de Alzola, donde quedaron cubiertos por el agua tanto el sótano como el primer piso, provocando importantes destrozos y daños materiales. Eran muchos los trabajadores que estaban ayudando a limpiar y tratando de recuperar máquinas que unas horas antes estaban totalmente cubiertas por el agua. La mayoría han quedado inservibles. Son las consecuencias de unas inundaciones que durante el viernes sembraron de preocupación a buena parte de los vecinos de Gipuzkoa y que hoy, por fortuna, han dado paso a un panorama más tranquilo y en el que no hay que lamentar daños personales.