Las casas colgantes de Cuenca son las más conocidas, pero no son las únicas: en Urretxu también hay unas viviendas conocidas como las casas colgantes. Son las de la parte baja del barrio Lilibaso. Se les llama así porque se construyeron en la ladera del monte, tienen altos muros de sujeción y parece que van a caer a la calle Labeaga. Para ir de la plaza de las casas naranjas (plaza Domingo de Mendiaraz) a las casas colgantes hay que subir 128 escaleras. Y para llegar a las casas de la zona alta de Lilibaso hay que subir otras 56 escaleras.

Las casas de Lilibaso forman el sector S-2, apéndice del Área 24. Este área es el de las casas situadas debajo de Lilibaso. El Ayuntamiento decidió construir bloques de viviendas en la calle Labeaga y chalets en la parte de arriba (Lilibaso), dada la inestabilidad de la ladera de esta última zona. Había demanda de viviendas unifamiliares y el Consistorio optó por concentrarlas en Lilibaso para evitar su construcción en zonas no urbanas. Esta decisión se tomó estando Ramón Arbizu de alcalde.

El barrio Lilibaso de Urretxu ofrece un nombre poético (es un topónimo), cercana al casco urbano y maravillosas vistas, pero la construcción de las viviendas fue muy compleja. La ladera del monte era inestable, por lo que hubo que cimentar las viviendas en la roca. El muro de sujeción debieron ejecutarlo los del Área 24, mientras que las labores de cimentación corrieron a cargo de los de Lilibaso. Al tener que cimentar sus viviendas en la parte de abajo de la ladera, les quedó un hueco bajo sus viviendas.

La promotora del sector S-2 fue la empresa Leizarren. Ejecutó el proyecto de la urbanización y construyó parte de las viviendas: las más cercanas a la carretera de acceso. El resto de parcelas edificables las vendió de manera individual y cada propietario se encargó de su proyecto y de la construcción de su vivienda.

La obra arrancó en 1998 y se ejecutó poco a poco. Estaba previsto construir 54 casas, pero se edificaron 53 porque un comprador adquirió dos parcelas y solo construyó una casa. Hace algunos años hubo un desprendimiento, pero el problema está solucionado.

Muchas casas de Lilibaso no tienen ni 20 años. Las casas colgadas de Cuenca son mucho más antiguas, por supuesto. Se denominan así por poseer una parte de ellas en voladizo, sobresaliendo en la alta cornisa rocosa de la hoz del río Huécar. Los únicos tres ejemplos de este tipo de edificaciones que aún perduran son la casa de la Sirena y las dos casas de los Reyes, construidas entre los siglos XIII y XV. Estas peculiares edificaciones, junto a su catedral gótica, contribuyeron a que la ciudad amurallada de Cuenca fuera nombrada Patrimonio de la Humanidad, en 1996.

Urretxu no tiene un título tan rimbombante, pero también cuenta con lugares de interés (más allá de sus casas colgantes). Por ejemplo, el casco histórico, que ocupa parte de las calles Iparragirre (Bekokale o calle Mayor) y Jauregi (Goikokale). En la parte vieja de este municipio de Urola Garaia destacan los edificios Faktorekoa, Bikariokoa y Galdosenea, que fueron casas señoriales de ricos comerciantes o funcionarios reales de mediados del siglo XVI. También merece una mención el palacio Korralgoa, del siglo XVII. Perteneció a la ilustre familia Ipeñarrieta y en la actualidad acoge al Ayuntamiento.

Iglesia de San Martín de Tours Sin salir del casco histórico, se puede visitar la iglesia de San Martín de Tours. Es de origen medieval (con toda probabilidad, contemporánea a la fundación de la villa) y adquirió su peculiar fisionomía a lo largo del siglo XVI. La fachada del templo es sobria, pero el interior es digno de admiración. Destacan sobremanera sus bóvedas de madera.

Fuera del casco urbano también hay lugares de interés. En el barrio de Santa Bárbara se pueden visitar la ermita del mismo nombre y el majestuoso palacio de los Ipeñarrieta. Este barrio cuenta con un área de esparcimiento y un albergue y ofrece la posibilidad de subir al monte Irimo.