Donostia extiende la recogida a domicilio de residuos voluminosos a Loiola y Martutene
El sistema lleva dos años funcionando a modo de prueba piloto en Intxaurrondo y los resultados son buenos
Donostia - El Ayuntamiento de Donostia ha decidido extender la recogida a domicilio de residuos voluminosos a dos nuevos barrios. Tras la experiencia piloto de Intxaurrondo, donde lleva dos años funcionando, este sistema se aplicará también en breve en Loiola y Martutene. El Gobierno municipal tiene previsto aprobar el próximo martes la licitación de este servicio para los tres barrios por 186.000 euros (125.600 para Intxaurrondo y 61.000 para Loiola y Martutene) por un periodo de un año que puede ser prorrogado otro más.
La recogida a domicilio de muebles, aparatos eléctricos y electrónicos se puso en marcha en Intxaurrondo en 2017. El alcalde, Eneko Goia, reconoció entonces que el sistema general para recoger este tipo de residuos “no funciona demasiado bien”. En la actualidad los enseres de gran tamaño o electrónicos deben depositarse de 21.30 a 22.30 horas junto a los contenedores, pero en días determinados dependiendo del barrio: lunes, miércoles y viernes en el caso de las zonas del oeste de la ciudad y martes, jueves y domingos en el caso de las del este. Sin embargo, por desconocimiento o por comodidad, en muchas ocasiones este tipo de objetos se depositan fuera de este horario y permanecen todo el día en las aceras de la ciudad.
El sistema piloto que lleva dos años funcionando en Intxaurrondo lo hace “a la carta”, lo que significa que los ciudadanos que tienen este tipo de enseres llaman a un número de teléfono (943 845 033) y a partir de ahí acuden en un plazo máximo de seis días a su domicilio a recogerlos (también pueden solicitar la recogida a través de la web). Se retiran muebles, sillones, sofás, sillas, aparadores, colchones y somieres, electrodomésticos de línea blanca como lavadoras o frigoríficos, televisores y aparatos electrónicos de pequeño tamaño como ordenadores, batidoras o planchas. También objetos de pequeño tamaño como libros o utensilios de cocina. Los muebles de gran tamaño deben desmontarse (si es necesario para sacarlos de la vivienda) y quedan excluidos escombros, palés, cristales y espejos de más de un metro de diámetro, ventanas, sanitarios, textiles y recipientes que contengan líquidos.
En 2017 el servicio se adjudicó a la Fundación Emaús, que es quien lo ha gestionado estos dos años y los resultados han sido buenos, de ahí que se apueste por extenderlo ahora a dos barrios más.
En concreto, en el primer año que estuvo activo, el servicio recibió alrededor de 1.000 llamadas (en un barrio de 16.000 habitantes) y se retiraron más de 115.000 kilos de objetos. Casi la mitad de lo recogido pudo ser reciclado o reutilizado. Y es que además de recoger los objetos, el adjudicatario del servicio se encarga de prepararlos para la reutilización y el reciclado y de valorizarlos.