donostia - Los gatos no se ven tanto como los perros, pero en muchos hogares donostiarras viven también estas mascotas, que, a diferencia de los canes, no tienen obligación de llevar un microchip. Actualmente, el censo oficial de gatos de Donostia, según el Registro General de Identificación de Animales del País Vasco (Regia), cuenta con 688 inscritos. Sin embargo, los responsables municipales del área de Salud Pública, encargada del control de las mascotas, recalcan que la cifra es mucho más elevada, ya que la mayoría de ellos no llevan microchip. Por otra parte, el Consistorio carece de estudios aproximativos sobre la población felina de Donostia.

Los gatos domésticos, casi invisibles para quienes no residen con ellos, no suelen generar reclamaciones de otros vecinos, a diferencia de lo que sucede con los gatos callejeros, según explican fuentes municipales. En ocasiones, los vecinos solicitan la captura de gatos a causa de los olores provocados por sus orines o los maullidos.

En ocasiones, cuando viven en terrenos privados, como patios de vecindad, las comunidades suelen solicitar su esterilización para evitar su proliferación. En estos casos, señalan las mismas fuentes, interviene generalmente la Sociedad Protectora de Animales, que los esteriliza y los vuelve a soltar. Además, esta entidad suele recoger perros y gatos que deambulan por las calles. El pasado año, por ejemplo, rescató 133 felinos.

El trato dado a las mascotas por parte de la citada entidad, sin embargo, ha sido criticada por algunos sectores. Dos veterinarios fueron acusados de llevar a cabo “eutanasias injustificadas” tanto en perros como en gatos entre 2010 y 2013. Aunque los profesionales fueron absueltos, una resolución de la Audiencia de Gipuzkoa dejó en marzo pasado sin efecto la sentencia y pidió que se emitiera una nueva.

El control de los felinos y otras mascotas depende también de las cada vez más numerosas asociaciones de voluntarios, que persiguen un trato cuidadoso con los animales. Entre ellas, por ejemplo, se encuentra Katubihotz, que ayuda a controlar las colonias felinas, gracias al protocolo de captura, esterilización y suelta (CES) que, según defienden, garantiza “la convivencia saludable entre los ciudadanos y los gatos que viven en el entorno urbano”.

Estas asociaciones también recogen los animales que les llegan por distintos conductos, los curan en caso de necesidad y los disponen para dar en adopción. Para ello, los ciudadanos deben comprometerse a prestarles los cuidados necesarios, como la vacunación y la eliminación de parásitos, esterilizar al animal si no lo está, no quitarle las uñas y comunicar los cambios en el domicilio, el extravío o la muerte del gato. También deben comprometerse a no dar el animal a otra persona sin consentimiento.

En Donostia, la esterilización de los gatos callejeros se produce de modo periódico tanto en las rocas de Urgull como en Sagüés. En ambos lugares siempre han vivido felinos, que contribuyen a mantener a raya la población de ratas. Para evitar una gran proliferación de estos mamíferos, el Ayuntamiento suele autorizar la esterilización. El pasado año, por ejemplo, permitió 25 esterilizaciones en estos lugares.