Tolosa - Desde hace un tiempo es habitual ver a Xabier Moyua en grupos de educación con perros y sus propietarios en plazas y parques de Tolosa. Hace ya más de 20 años que le marcó de por vida su perra Txoko, una labradora retriever inquieta y dócil, y le despertó el interés por la educación canica. De ello ha hecho su modo de vida y en su tienda Urubi de la calle Errementari el tolosarra ofrece mil y un consejos y formación a propietarios de canes.
Su mundo gira en torno a los perros, ¿cuándo comenzó su interés?
-He tenido la suerte de tener siempre perro en casa y fue mi hermano mayor el que me acercó a este mundo. Mi primera perra de raza fue una labradora retriever que se llamaba Txoko y a la que le debo todo. Demandaba mucho mi atención, dependía mucho de mí, y eso hizo que yo fuera aprendiendo y retroalimentándonos. Empecé de forma autodidacta a formarme, porque hace 25 años no había casi formación al respecto.
Adiestrador, entrenador, educador canino... ¿qué se considera?
-A mí me gusta decir que somos educadores, porque implica una labor mucho más amplia. Antes a todo se le llamaba adiestrador y se basaba, sobre todo, en la disciplina y la autoridad. Abrimos la tienda hace once años y venía mucha gente pediéndome consejos. Veía que me desenvolvía bien, tenía una buena base de manejo, pero necesitaba formación teórica.
Sus grupos de educación canina tienen mucha demanda, ¿qué es lo que buscan los propietarios?
-Sí, cada vez tenemos más gente y estamos contentos. Metemos a los perros en nuestra vida y los tenemos que adaptar a nuestras directrices. Lo que a nosotros nos molesta, por ejemplo, que se mee en la alfombra, a él no, porque él es un perro, por eso les tenemos que enseñar.
Defiende una convivencia en sociedad entre perros y animales.
-Sí, es muy importante ese enfoque. La educación, la limpieza... es fundamental. A mí a veces me dicen que en algunos países de Europa a los perros les dejan entran en locales, les ofrecen agua en los bares... pero yo siempre les digo lo mismo: en Europa los perros entran en los bares, pero no verás uno sin atar. No nos podemos comparar; aquí todo es mucho más descontrolado, algunos van sueltos, se saluda a los perros a lo loco...
¿Cada vez hay más perros o es solo una percepción?
- Cada vez hay más. La gente está a falta de cariño y el perro te lo da sin juzgarte. Pero esto lleva a la confusión. La gente le quiere dar todo al perro, el mejor pienso, juguetes, muchas caricias... pero se olvidan de que es un perro: él quiere salir al parque y mancharse en el barro. Claro que tienen sentimientos, pero a modo perro, lo gestionan diferente, y es lo bonito que tienen. Mucho de mi trabajo es abrir los ojos a los dueños en este sentido.
Insiste en la importancia de elegir un perro que se adapte a nuestro modo de vida.
-Es fundamental. Las razas llevan intrínsecas una aptitudes que les llevan a tener unas conductas, lo cual hace que no sea fácil que se adapte. Lo que hay que hacer es buscar un perro que se adapte a ti, a tu forma de vida, no el que te gusta por una imagen. Si eres una persona pausada, no te puedes traer un perro activo, porque te va a superar seguro. Además, a veces no basta con que el perro salga a la calle y no pare de correr, también necesita retos mentales.
Hay razas que se ponen de moda...
-Hay quien quiere una raza concreta porque son sangre pura, pero hay que tener en cuenta que están seleccionados históricamente para una labor. A lo mejor te traes un perro de raza que no se va a adaptar a ti, y es mejor adoptar uno que se adapte mucho mejor. Los mestizos son cruces y no suelen tener las pautas tan fijadas.
¿Qué opina de la etiqueta de perros peligrosos?
-No existen razas peligrosas como tal, pero hay perros que pueden causar mucho más daño si se enfadan. Importa mucho el perfil de persona que lo tiene; si es alguien que no los educa ni les presta atención, tenemos una bomba.
¿Qué les dice a los que se llevan las manos a la cabeza porque convive con tres perras en casa?
-Mis vecinos ni sabían que teníamos tres perras, imagínate. Siempre digo que los perros son terapéuticos, metes un perro en casa y cambia la vida de toda la familia. Hasta que no se tienen, uno no se puede imaginar.