arrasate - Actividad física y diversión en un mismo deporte, dos cualidades tan atractivas como útiles que despiertan la motivación suficiente para animarse a practicar squash, una disciplina que llegó a la vida de Iñaki Uribeetxeberria hace más de cuatro décadas. Fue un flechazo. “Me enganchó”, asegura este aretxabaletarra que desde entonces ha tenido la raqueta como compañera de mil batallas. Uribeetxeberria se ha esforzado en inculcar la afición por esta modalidad deportiva y, sobre todo, por mantener vivas las pistas del edificio Antoña, en el polideportivo de Musakola. De su empeño capitaneando el club son fruto también la organización de torneos a nivel comarcal y de Euskadi en las instalaciones arrasatearras.

La semana pasada fue la persona distinguida por el Consistorio de Arrasate en los premios Debagoieneko Kirol Sariak. ¿Qué supone recibir este reconocimiento?

-Al día siguiente de recoger el premio coloqué una nota en el tablón de avisos de las canchas para compartirlo, porque es de todos, de los que en su día empezaron en este mundo del squash, los que siguen practicándolo y los que están por hacerlo. Viví el momento con ilusión. Este reconocimiento es un orgullo, pero porque se ha distinguido al deporte del squash, que es el verdadero protagonista.

¿Cómo llegó el squash a su vida?

-En 1976, una vez de regresar de la mili, trabajaba en Copreci. Un grupo de compañeros empezamos a practicar squash, en aquellos inicios a nuestra bola, en el polideportivo de Aretxabaleta que fue el primero de Debagoiena que contó con este tipo de instalaciones. Disponía de dos canchas, la reglamentaria y a la que se le llamó la vía del tren porque su tamaño era prácticamente la mitad. A modo anecdótico, recuerdo que salíamos de trabajar a las tres de la tarde y nos íbamos directamente a jugar, sin comer. Había un gran respeto en la cancha, nos apoyábamos mucho unos a otros.

¿Cómo desembarcó en el club arrasatearra?

-La sección de squash -el club AKE agrupa a esta modalidad deportiva, además de al tenis y pádel- comenzó a funcionar en la temporada 1988/1989, cuando se inauguró Antoña. Ese año, tal y como se recoge en la memoria, se celebró el Campeonato de Gipuzkoa individual, el primero local y un torneo entre Arrasate y Durango en plenos sanjuanes. Yo venía a practicar a las instalaciones de Arrasate y unos años después me puse al frente del club, en la organización de los campeonatos y distintas actividades. En aquel tiempo el squash tenía muy buena salud; coincidió también con el boom de este deporte a nivel general.

¿Y de qué salud goza ahora?

-Actualmente estamos en una fase en la que varios miembros han sido padres y su tiempo disponible no es el de antes. Recientemente he tramitado once licencias federativas, a las que hay que sumar la gente que practica este deporte sin federarse. Además, contamos con la figura de socio y seremos una veintena. Por otro lado, esta temporada estoy entrenando a cuatro chavalas de 15 años y a otros dos chavales; por ese lado estoy animado, ilusionado de que se pueda crear cantera. El squash es un deporte muy completo. El club tiene las puertas abiertas.

¿Qué actividades se organizan durante la temporada?

-Tenemos el torneo local o comarcal, y a nivel de Euskadi están los campeonatos y las ligas. Dentro de esta última hemos programado una cita en Antoña para el mes de julio. Por otra parte, solemos impartir cursillos y junto con LEK (Leintz Eskola Kirola) se lleva a cabo Raketaren Eguna, un día dirigido a acercar a los chavales y chavalas los deportes de raqueta por medio de diversas actividades. Como club promovemos, asimismo, la jornada de encuentro Olentzero Topaketa hacia finales de diciembre, para atraer gente a la práctica del squash.

El Ayuntamiento tiene entre manos el anteproyecto para el nuevo polideportivo de Musakola. ¿Qué puede suponer la mejora de las instalaciones de Antoña para el squash?

-Son unas instalaciones muy frías y es algo con lo que tenemos que pelear a diario. Cuando nos enteramos de que el Consistorio estaba trabajando en un nuevo polideportivo de Musakola teníamos nuestras dudas de si el edificio de Antoña se iba a incluir dentro de estos planes, pero la intención es hacerle mejoras. Así que el proyecto nos ha generado ilusión. Si se consigue una buena temperatura creo que podemos atraer a más gente al club, al deporte del squash.