Final obligado de las mejores pruebas ciclistas que desde hace décadas se disputan en la geografía vasca, el enclave eibarrés de Arrate suma este mes un nuevo hito a su ya dilatada historia relacionada con el mundo del deporte. No en vano, el pasado día 5 de mayo se cumplieron 50 años de la disputa de la I Subida automovilística a Arrate; un evento del que se han disputado 39 ediciones (la última fue en el año 2010) y que a lo largo de su trayectoria ha contado con la participación de los mejores pilotos del panorama estatal.

La historia de la Subida automovilística a Arrate comienza en el año 1968, en un momento en el que la ciudad armera destacaba por contar con una poderosa industria del sector auxiliar del automovil.

Según recuerda Rubén Moro desde la Escudería Eibar, en aquellos años la ciudad era todo un referente dentro de la industria estatal de la automoción, ya que “prácticamente todos los fabricantes de automóviles utilizaban carburadores, amortiguadores, transmisiones, cinturones de seguridad, piezas de estampación y otros componentes de la más diversa índole fabricados en nuestra ciudad”.

Esa circunstancia, unida a la propuesta para organizar una Subida a Arrate realizada por el RACVN de Donostia a la delegación de Eibar (entonces RAC Gipuzkoa), posibilitaron la disputa en mayo de 1968 de la I edición de la carrera, que se organizó con la colaboración del Club Deportivo local y que estrenó su palmarés con la victoria de José Ignacio Sunsundegui.

A bordo de un Morris Cooper (un auténtico deportivo de la época), Sunsundegui coronó Arrate en 4’ 55” 1/5 (entonces no había medios para cronometrar ni centésimas ni milésimas); un tiempo que le permitió ser el más rápido de entre los 41 pilotos que se enfrentaron por primera vez a las rampas de la sinuosa carretera.

La segunda plaza fue para el Matra Jet de Jesús Saez de Buruaga y la tercera para el Austin Cooper de Luis María del Olmo.

Ni que decir tiene que por aquellas fechas “todavía no habían llegado ni los fórmulas ni las barquetas, ni los tiempos estratosféricos, ni las clasificaciones online”, pero la semilla para el germen y la consolidación de la Subida a Arrate dentro de los calendarios vasco y estatal de las carreras de montaña “ya estaba echada”.

Con la idea de continuar

Desde su bautismo en 1968 se disputaron un total de 39 ediciones de la Subida a Arrate, en cuyo palmarés figuran varios de los nombres propios de las diferentes etapas del automovilismo estatal.

Tanto es así que entre los vencedores en Eibar hay pilotos de la talla de Andrés Vilariño (ganador en cinco ocasiones), Aitor Zabaleta (seis victorias), Pantxo Egozkue (tres triunfos), Pedro Román (tres victorias), Gorka Apalantza (dos triunfos), López-Fombona (tres victorias) o Ander Vilariño, que además de imponerse dos veces en la prueba ostenta el récord de velocidad de la misma con una media de 115,789 kilómetros por hora.

En 2010 se disputó la última edición de la Subida a Arrate, que dejó de organizarse por diferentes circunstancias. Lo explica Rubén Moro: “Por un lado, porque a pesar de formar parte del campeonato de España de carreras de montaña, la prueba no tenía la suficiente repercusión ni a nivel de público ni a nivel mediático y por otro, porque con la llegada de la crisis el concesionario Giauto, que era nuestro principal patrocinador, no podía seguir afrontando el coste que suponía la organización”.

En cualquier caso, entre 2011 y 2013 se celebraron tres pruebas de Rallysprint en la sinuosa carretera eibarresa; un evento que tampoco consiguió cuajar como la organización hubiera deseado. Aún así, desde la Escudería Eibar no renuncian a organizar la 40º edición de la Subida a Arrate: “Es una cifra redonda y aunque no sabemos cuando ya estamos pensando en hacer algo bonito más adelante”.