irun - En este tiempo desde que el Danako abriera sus puertas, David Rodríguez y Naiara Abando han conseguido logros como un Sol de la Guía Repsol o el Campeonato de Pintxos de Gipuzkoa en 2012, además de ser finalistas en el de Euskal Herria y ganar allí menciones como la del pintxo más estético. En unas semanas, darán inicio a “un nuevo ciclo del Danako, más informal pero guardando también algunas de sus esencias”.
¿Por qué el cambio de local y qué es lo que esperan con su traslado a la zona de Arbes?
-Lo primero que tengo que decir es que hemos estado muy a gusto en Anzaran, donde hemos trabajado mucho y bien. El motivo de cambiar de sitio es que queremos enfocar el Danako a lo que es la tendencia actual, la de la gente que va más de pintxos y raciones que a comer a la carta. Al final, esto es algo que en los últimos años ya hemos visto en nuestro local de Anzaran. La gente ya no sale como antes y el gasto es más moderado. Se comparte la comida, se prefiere probar vinos por copas que pedir botellas? Queremos adaptarnos definitivamente a ello, como ya lo estábamos haciendo en Anzaran. Va a ser un nuevo reto. Pero la verdad es que le hemos cogido el gusto al pintxo y apostaremos por él. Vamos a estar en una zona como la de Arbes, en la que hay más vida, en un lugar de paso también. En Anzaran, en ese sentido, estábamos algo más aislados. Y además, vivimos aquí cerca y nuestros tres hijos van al colegio aquí. Eso también influye.
Decía usted aquí, allá por el año 2011, que era “más cocinero de carta y platos que de pintxos” y que estos eran “un modo de poder promocionar el Danako” en aquellos momentos de dura crisis económica, “además de mejorar en técnicas e improvisación”. ¿Qué opina ahora?
-Pues aquello de que nunca digas de esta agua no beberé. La verdad es que empezamos con los pintxos de esa forma, pero con el tiempo, es algo a lo que Naiara y yo le hemos cogido el gusto y cada vez nos apasiona más sentarnos a pensar y a idear pintxos. Además, hemos hecho muy buenas migas con colegas de profesión, de campeonato en campeonato. El pintxo nos ha conquistado. La nueva filosofía del Danako, en la que también vamos a mantener toques esenciales de la etapa anterior, además de algunos guiños a los platos y raciones históricas de La Agrícola, obedece a esa doble motivación: necesidad de negocio, por decirlo así, porque el mercado y el cliente así lo manda, y también, como evolución profesional en nuestra cocina.
¿Usted lleva el peso en los fogones, por su formación como tal en cocinas como la de Martín Berasategui entre otros, pero qué parte del éxito de Danako atribuye a su pareja, Naiara Abando?
-El Danako, que lleva nuestros nombres y el de nuestro primer hijo (David, Naiara y Koldo) es algo en lo que Naiara tiene un peso fundamental. Además de trabajar muchísimo juntos, ella es muy exigente y siempre me pone las pilas, por ejemplo a la hora de crear pintxos. Lo hacemos juntos y ella tiene mucho criterio y un gran paladar. A veces cuando uno está atascado o enfrascado en un estilo o un tipo de sabores, es bueno que alguien desde fuera te anime y te sugiera otras cosas. Hacemos muy buen equipo juntos. El 50% de lo que ha sido, es y será el Danako está en Naiara Abando.
Por el camino al nuevo Danako se van a dejar un Sol de la Guía Repsol, ya que el cambio de estilo va a ser notable, en muchos aspectos. ¿Les preocupan las distinciones?
-Lograr un Sol de Repsol en el Danako, en un pequeño local con una pequeñísima cocina en el barrio de Anzaran fue un logro maravilloso. Pero esto de las guías es algo que aunque te da un nombre y te coloca en el panorama, no te da estrictamente de comer, solo te ayuda en cierta medida. Lo importante, con o sin soles, con o sin estrellas, es que el cliente que viene a tu local acabe repitiendo, porque le gusta lo que ha comido y cómo se le ha tratado, y que te acabe recomendando entre sus amigos y familiares. En el Danako hicimos una clientela fiel que está deseando probar lo nuevo, y seguro que vendrán también a la calle Alzukaitz. El reto ahora, con un local mejor ubicado y más grande, es seguir atrayendo a más gente. Esperamos que así sea.