No resulta sencillo explicar ni transmitir la emoción reinante el día de ayer en el salón de Plenos del ayuntamiento durante el acto de entrega del Tambor de Oro a Richard Oribe. Y más complicado aún resulta traducir en palabras la ovación, larga y sentida, con la que se recibió al galardonado. Fue el inicio de la cuenta atrás de uno de los actos mas entrañables de la fiesta.
Pese a sus múltiples logros deportivos en pocas ocasiones habrá recibido Oribe un aplauso tan cerrado y cariñoso como que el que le sirvió de bienvenida cuando, junto al alcalde, Eneko Goia, entró en la sala.
A partir de ese momento no hubo descanso para las lágrimas. La que hizo especial esfuerzo por aguantarlas fue Rosa Lumbreras, madre de Richard Oribe, su principal apoyo y la valedora de su candidatura para recibir el preciado reconocimiento. Con amor infinito desde la pantalla que presidía el salón de Plenos quiso felicitar a su “cariño”, al héroe que nació con falta de oxígeno y que toda su vida ha luchado por superarse, comenzando en el deporte lanzando peso, haciendo sus pinitos como portero y logrando encontrar su lugar en la piscina.
Pero lo que quedó claro ayer es que a Richard Oribe se le quiere. Es difícil medir el nivel de cariño, pero si la mezcla de sonrisas y lágrimas pueden valer para este fin Oribe se sitúa en lo más alto del pódium.
Richard, su madre Rosa y su entrenador y “segundo padre”, Javier Aymerich, entraron al salón acompañados por los sones de la Banda Municipal de Txistularis, y ya casi no hubo un segundo sin aplausos, como los que le brindó el presidente de su Real Sociedad del alma, JokinAperribay.
buena gente En el vídeo que sirve de tarjeta de presentación del galardonado se condensó, en unos pocos testimonios, lo que Donostia y los donostiarras piensan de Richard Oribe. Los adjetivos fueron desde “transparente” a “exigente”. En ese amplio abanico de definiciones destacó, por su repetición, la de “buena gente”, “persona especial”, ejemplo de “superación “ o referente en “valores”.
Sus múltiples medallas de los Juegos Paralímpicos, sus récords mundiales y todas sus hazañas en la piscina se quedaron pequeñas ayer al recoger el reconocimiento que siempre ha esperado.
Entre todas las frases laudatorias que se escucharon quizás destaque, porque fue el propio Aymerich quien la pronunció, la de “el Tambor los has conseguido por ser como eres, porque te queremos”.
El periodista deportivo y amigo de la familia, Tito Irazusta, lo subrayaba: “eres una persona especial”. Una persona especial por aunar la condición de ser “un deportista extraordinario y un ciudadano ejemplar” que, fuera ya de la lucha del primer nivel competitivo, sigue trabajando transmitiendo a otros deportistas “los valores” de la superación. En su club, Konporta, se lo dice a quienes como él no lo tienen fácil: “venir a entrenar con una sonrisa”.
Cuando el alcalde, Eneko Goia, subió a escena para presentar al Tambor de Oro, también en su rostro era palpable la emoción. No era para menos y dirigiéndose a Oribe subrayó que “este año nuestro premio más querido lo han decidido los y las donostiarras y son quienes han decidido que el premiado seas tú”, un homenajeado que ha optado “por no quedarse cruzado de brazos con los problemas que le ha traído la vida”.
“Quiero subrayar que lo logrado por Richard es muy grande en lo deportivo pero también en lo personal”, insistió Goia antes de que Oribe subiera a escena y volviera a despertar la emoción de los presentes. Y es que, como, destacó el primer edil donostiarra, el de ayer fue un acto de reconocimiento de “una ciudad que te quiere, y mucho. Y que hoy, agradecida por ser como eres, quiere regalarte el día más feliz de tu vida”.
Parece que así fue ya que después de que la tamborrada de la Unión Artesana y la Banda de Txistularis interpretara el Ohorezko Kontrapasa, con un dantzari homenajeando a un más que emocionado Tambor de Oro, le tocó el turno de traducir en palabras lo que con gestos y sonrisas había demostrado en múltiples ocasiones durante todo el acto. Pocas palabras y claras”.“Estoy feliz con el Tambor de Oro 2018. Gracias”.
Agradecido, elegante, nervioso y querido. Con la mezcla de sentimientos a flor de piel, Oribe se despidió con el público en pie volcado e interpretando la Marcha de San Sebastián. l