irun - Ricardo Requejo está estos días ”muy feliz”, porque el sábado recibe la Medalla de Oro de Irun, su ciudad, a la que siempre ha llevado “en el corazón allí donde estuviera”, desde que se fue a estudiar en París con 18 años.
¿Qué siente a tres días de recibir la máxima distinción de su ciudad?
-Me siento halagado y muy agradecido por un honor que no sé si merezco como otros que lo recibieron antes, como Menchu Gal, Jaime Rodríguez, Agustín Ugarte o José Ramón Amunarriz. Estoy muy agradecido por esta distinción, porque me siento irundarra por los cuatro costados y siempre he intentado hacer cosas por mi ciudad allí donde estuve. Me siento querido, apreciado y valorado en mi Irun del alma, y no hay nada más grande que eso.
¿Le ilusiona especialmente que la propuesta de la medalla saliera de la Sociedad Cultural Ametsa?¿Y qué dice de la unanimidad política que tuvo la propuesta en el Pleno?
-El coro Ametsa es parte de mí y yo me siento parte de él , siempre he estado ligado a ellos. Yo estaba en esa cuadrilla que salió a cantar con el Olentzero en la Nochebuena de 1956 y que fue el germen del Ametsa, de la mano de mi gran amigo Fernando Etxepare. Me fui de Irun con 18 años a París y Fernando fue siempre mi lazo con la ciudad, con su vida y con todo lo que aquí pasaba en el mundo de la música. Por tanto, que la iniciativa partiera del Ametsa es algo muy especial para mí. Y en cuanto a la unanimidad política, qué puedo decir. Seguro que no coincidimos en todo y con todos, por lo que también es algo que agradezco profundamente.
¿Tiene ya preparado su discurso?
-La verdad es que no, porque pienso improvisar y hablar desde el corazón y desde el amor que siento por mi ciudad. Recordaré mi infancia y mis inicios en la música, hasta que me fui a estudiar fuera. Ahí, me saltaré 60 años de trabajo, conciertos y premios que están en los papeles y sería muy pesado y aburrido empezar a rememorar. Y volveré a hoy, al Irun de ahora, en el que tengo todavía proyectos que acometer, y de esto hablaré también.
El acuerdo plenario para concederle la Medalla de Oro de Irun hace hincapié también en su labor de profesor y en el hecho de haber impulsado a los jóvenes músicos en Irun y desde Irun. ¿Qué ha sido para usted la labor docente?
-La vida del músico es muy solitaria. Estudias y ensayas en soledad y luego, cuando llegas a profesional, viajas de un sitio a otro, duermes en hoteles, comes y cenas... Casi siempre solo. Yo me considero una persona muy social, siempre tuve la necesidad interna de enseñar, por convicción y también, en algunos momentos, como le sucede a prácticamente cualquier músico, por necesidad. En mi infancia, Irun ya tenía su Academia de Música, donde se podían estudiar instrumentos de viento, siempre ha habido profesores particulares, luego también creamos Ametsa para el canto y más tarde, llegó la Escuela de Música y el Conservatorio. Si no enseñé en mi ciudad, siempre me preocupé por que se pudiera aprender música aquí. Y luego estuve, hasta hace pocos años, en la maravillosa experiencia de crear y poner en marcha Musikene. Allí me jubilaron. Yo, hubiera seguido.
¿Sigue usted muy activo, no?
-Me siento con las ganas y la energía de un chaval de 30 años, aunque al mirarme al espejo vea que tengo ya 79 años. Pero sigo trabajando con la misma ilusión. Sigo estudiando, tocando, haciendo música de cámara y enseñando, reuniendo a mis alumnos de toda España una vez al mes en Madrid. Estoy involucrado en el proyecto para crear un Conservatorio Superior en Plasencia, en Cáceres. Y el 15 de septiembre de 2018, tocaré en el Amaia en beneficio de la ONG Denok Osasunaren Alde (DOA).
Trabaja también en un proyecto en Irun. ¿Qué puede contar de él?
-Leticia Vergara, Juan Mari Ruiz, Raffaela Acella y yo nos sentamos un día e hicimos una lista de más de 50 músicos de Hondarribia-Irun, formados aquí y que hoy están casi todos en el extranjero, como profesionales. Queremos que la ciudad, que los formó con dinero de los impuestos de todos, los pueda disfrutar en una serie de conciertos, uno al mes, que hemos llamado Domingos de cámara, y que cuentan con la colaboración del Ayuntamiento. Queremos que Irun tenga más música,que nunca sobra, y que vayan también a colegios e institutos. Empezaremos en enero y espero que por muchos años. Ojalá sea un modelo imitado por todas partes.