-En casa se escuchaba mucha trikitixa. Al aita, sobre todo, le gusta mucho. Siempre dice que a gusto hubiera tomado clases, pero no tuvo ocasión de ello.

¿Con quién aprendió?

-Empecé con ocho años, en Villabona, con Martín. Hasta los trece años fui allí. Después, Azkonabieta vino a la escuela de música de Urretxu y Zumarraga y seguí con él.

Es profesora desde muy joven.

-Solo tenía trece años cuando comencé a impartir clases, pero me pareció algo de lo más normal. En la escuela de música querían un profesor del pueblo y me llamaron a mí. Aproveché para estudiar música. No pude ir al conservatorio porque no le han hecho sitio a la trikitixa.

¿Han cambiado mucho los métodos de enseñanza?

-Yo empecé aprendiendo con números y después aprendí a tocar mediante las notas. Hoy en día, enseñamos a tocar con notas. El que quiere aprender a tocar la trikitixa, tiene que aprender solfeo. Tocar con partituras es muy enriquecedor. Queremos que nuestro instrumento esté a la misma altura que el resto. Hace algunos años era el bicho raro de las escuelas de música.

Ha ganado muchos concursos.

-En 1991 pusieron en marcha el concurso de nuevas piezas de trikitixa y todos los años me clasifiqué a la final. En 1992, con catorce años, conseguí el segundo premio. Toqué con mi hermana. Tomaron parte Zabale, el hijo de Laja, Gozategi... En la entrega de premios le dije a mi hermana que se pusiese detrás de los demás. Cuando escuché “bigarren saria, Urrats”, no me lo podía creer. También gané en tres ocasiones el concurso de EITB: una con Andoni Elortza y dos con Oihana Irastortza. Por otro lado, recorrí Gipuzkoa con el catedrático Donato Goienetxe.

¿Por qué le gusta tanto la trikitixa?

-Está muy arraigada en la cultura vasca, es ideal para tocar en la calle, es alegre...

Usted conoció el ‘boom’ de la trikitixa. ¿Cuál es su situación en la actualidad?

-En los campeonatos tomaba parte mucha gente y el nivel era mejor que el de ahora. La trikitixa sigue ahí, pero ha vivido años mejores. Hacia el año 2000, el concurso de EITB le dio un pequeño empujón, pero en la actualidad los que triunfan son los grupos. Los trikitilaris jóvenes prefieren tocar en los grupos a participar en los concursos.

¿Tiene muchos alumnos?

-Al principio tuve unos 30 y ahora hay más de 50. El número de alumnos ha subido. Tuve que dejar de impartir clases en Aretxabaleta y Bergara porque en Urretxu y Zumarraga había cada vez más alumnos. Como además de profesora soy directora de la escuela de música, Imun-tzo viene unas horas a la semana.

Por lo tanto, están contentos con el número de alumnos.

-Sí. En la escuela de música Secundino Esnaola se puede aprender a tocar casi todos los instrumentos, pero no faltan alumnos de trikitixa. La trikitixa ha subido y el acordeón ha bajado. El número de alumnos de trikitixa ha subido en todos los pueblos. Los niños quieren aquello que ven en la calle y la trikitixa tiene una gran presencia en todas las fiestas de Urretxu y Zumarraga.

En septiembre participó en unas jornadas sobre la trikitixa. ¿A qué conclusiones ha llegado?

-Tomamos parte tres personas: Erika Lavillard-Isasi, Aritz Alustiza y yo. Tenemos puntos de vista totalmente diferentes. Aritz enseña a tocar utilizando el método de los números y Erika enseña a tocar de oído. Por otro lado, Erika está estudiando en el conservatorio. Aquí la trikitixa no es un instrumento oficial, pero en Iparralde se puede sacar el título del conservatorio. Está aprendiendo las distintas asignaturas con la trikitixa.

¿Por qué en Hegoalde no se ha conseguido eso?

-Sería fabuloso que aquí consiguiéramos algo así, pero es algo utópico. Deberíamos presentar una petición, todos los trikitilaris unidos. Pero no somos capaces ni de pasarnos partituras. Si la trikitixa consiguiese entrar al conservatorio, se definiría por fin cuál es la mejor manera de tocar este instrumento: cómo agarrarlo, cómo utilizar el fuelle, cómo poner las manos... Todo eso no está definido y cada uno lo hace a su manera. Se nota demasiado de qué escuela es cada trikitilari.

¿Cómo ve el futuro de la trikitixa?

-Yo creo que saldrá adelante. Si surgen grupos que toquen la trikitixa, no habrá problemas. El problema de hoy en día es la falta de profesores. Si alguno coge una baja, es difícil encontrar un sustituto.

¿Quién es su trikitilari favorito?

-Kepa Junkera. Tiene un dominio del instrumento impresionante. Él y Tapia son los mejores.

¿Una pieza?

-Slalom, de Aitor Furundarena. Es una composición impresionante. Muy difícil de ejecutar.

¿Una plaza?

-El día de Santa Isabel, en Zumarraga, me gusta mucho. Suele bailar mucha gente. La romería de Aristerratzu también es impresionante. Dura tres horas y nadie deja de bailar.