Hace 177 años, tal día como mañana se sellaba el armisticio de la Primera Guerra Carlista (1833-1839). Este episodio histórico, que tuvo lugar en el palacio Irizar de la villa mahonera, vuelve a cobrar protagonismo gracias a la exposición que desembarcará en el museo Laboratorium bajo el título 1839. Ante el Abrazo de Bergara. Gesto e interpretación.
Tras recalar en el museo Zumalakarregi de Ormaiztegi, la muestra llegará a Bergara mañana -la inauguración será a las 19.00 horas- para quedarse hasta el 1 de noviembre. Su puesta en marcha hay que contextualizarla en los casos de estudio del proyecto central Tratado de Paz, promovido dentro de Donostia 2016.
El Abrazo de Bergara entre el general del ejercito liberal Baldomero Espartero y el carlista Rafael Maroto escenificó el fin de una guerra que durante seis años asoló Euskal Herria, “convertida en el principal escenario de un enfrentamiento civil en el que se jugaba el paso del Antiguo Régimen al sistema liberal en el reino de España”, recuerda el comisario de la exposición, Mikel Alberdi, responsable del servicio de documentación de Zumalakarregi Museoa.
El trabajo que podrá visitarse en el palacio Errekalde se estructura en tres secciones, según explica el museólogo municipal, Xabier Aranburu. Inicia el recorrido en los diversos intentos de acuerdo de paz anteriores al definitivo Convenio de Bergara, para después abordar el abrazo, el gesto que simbolizó la hermandad entre los contendientes. Y en un tercer apartado se repasan las posteriores conmemoraciones, que “aunque fueron languideciendo”, se prolongaron hasta la Segunda Guerra Carlista.
El hecho histórico que se vivió en Bergara el 31 de agosto de 1839 ratificó el convenio acordado dos jornadas antes en Oñati. A lo largo de ese día se repitió el gesto delante de diferentes batallones reunidos en la villa, que ya habían asistido en la víspera a la celebración del fin de la contienda y el respeto a los Fueros. “Paradójicamente, un acuerdo que fue recibido de manera entusiasta por la población, ha acabado siendo el símbolo del inicio de la pérdida de los derechos forales y, por lo tanto, se ha teñido de connotaciones negativas”, explica Alberdi. Desde la organización añaden, además, que este proyecto “permite poner en cuestión algunas interpretaciones sobre el final de una guerra que dilucidaba la disputa por el trono español, pero que se desarrolló principalmente en territorio vasco”.
se exhibirán 65 piezas En el museo Laboratorium se exhibirán 65 piezas procedentes de 17 museos, centros de documentación o fundaciones, no solo de Euskal Herria, sino también de Madrid, Toledo o Barcelona. Material gráfico, en su mayoría documentos, estampas y grabados, conforman el grueso de la muestra, en la que, asimismo, podrán contemplarse diversos objetos, entre ellos: el botiquín personal de medicinas de Espartero; el medallero del capitán británico Harris; el catalejo del coronel Gurwood; el cuadro que recoge una imagen de la parroquia de San Pedro y su entorno, obra del pintor Thomas Lyde Hornbrook cedido por la Diputación Foral de Gipuzkoa, o la mesa en la que, según la tradición, se firmó el citado convenio y que es propiedad del Ayuntamiento bergararra.
Para ir calentando motores, desde el pasado mes Laboratorium museoa tiene una pieza invitada: el escritorio de campaña del general carlista Tomás Zumalakarregi (1788-1835). Pero será a partir de mañana y durante dos meses, cuando Bergara abrace otro episodio de su historia.