Donostia - Los derribos de los tres edificios de la plaza Easo contemplados dentro de la reforma de Amara Zaharra han comenzado ya, aunque la destrucción de los inmuebles no es visible desde sus fachadas principales. Los operarios que trabajan en la reforma del barrio de San Bartolomé han comenzado hace dos semanas a desmontar las cubiertas de los tres edificios en cuestión: el número 22 de la calle Easo y los números 1 y 2 de la plaza Easo.
Desde la zona alta de San Bartolomé puede verse ya cómo faltan las partes superiores de las construcciones así como zonas interiores de los edificios. Los tres inmuebles están llamados a desaparecer para abrir un hueco por el que discurrirá la conexión de la nueva calle Estella-Lizarra con Easo.
Pero su derribo se está llevando a cabo de modo cuidadoso y a mano por parte de trabajadores y no con palas mecánicas para evitar la destrucción de las fachadas de estas edificaciones antiguas, que no desaparecerán. De este modo se mantendrá parte del antiguo sabor estético de la zona en las futuras construcciones. Por una parte, la fachada de arenisca del edificio de la calle Easo 22 será desmontada piedra por piedra para, en el futuro, ser incorporada al edificio que nacerá en la esquina entre las calles Estella-Lizarra y Easo. Esta fachada, pues, será recolocada aunque tendrá una orientación perpendicular a la actual.
Los edificios de los números 1 y 2 de la plaza, por su parte, se encuentran parcialmente derribados en su interior, pero sus fachadas han sido dotadas de una estructura trasera para sujetarlas, de modo que estén bien fijadas. Este sistema, conocido como arriostramiento, se usa en numerosas ocasiones cuando los edificios son reconstruidos aunque las fachadas se mantienen por su interés histórico o estético.
Recientemente, estos tres edificios han sido protagonistas de las protestas de colectivos proteccionistas, que reclamaron que los inmuebles fuesen protegidos para impedir su derribo. Sin embargo, la reforma de este punto concreto de Amara Zaharra estaba ya decidido y aprobado hace varios años y las obras muy avanzadas, por lo que sus reclamaciones tuvieron escaso efecto.
dos meses La demolición de estos tres inmuebles de viviendas durará unos dos meses, según las previsiones, y cuando finalicen se podrá comenzar a abrir el hueco de la prolongación de la calle Larramendi, que corresponderá al tramo de la calle Estella-Lizarra que falta por crear.
Por el momento, ha comenzado en la zona alta de esta calle la ejecución de un muro de contención, que permitirá abrir la nueva vía sin que se derrumben las tierras de al lado.
La demolición de los edificios y la apertura de la calle son un nuevo paso más en la conformación del nuevo entorno de San Bartolomé. En julio del pasado año se derribó el cuartel de Aldapeta.