"La fotografía es una forma de ver la vida, la realidad, el paisaje... de un modo personal"
Ikuspuntuak-Puntos de vista es el título de la muestra fotográfica con la José Agustín Gurruchaga viste la sala Aroztegi de Bergara hasta este próximo domingo. Se trata de la primera exposición individual que protagoniza
Oñati. Hace más de tres décadas que José Agustín Gurrachaga cultiva el arte de la fotografía. Una afición que con los años ha convertido en pasión. Con su cámara, su inseparable compañera de viaje, ha vivido múltiples aventuras y descubierto numerosos rincones de la naturaleza que ahora comparte con el público a través de la muestra que viste las cuatro paredes de la sala enclavada en el número 7 de Barrenkale. La montaña es uno de sus platos fuertes. Ha inmortalizado infinidad de imágenes captadas en los Pirineos, Dolomitas y los Alpes y, sobre todo Urbia, donde, según explica en esta entrevista, ha pasado "muchas horas, ventiscas, nieblas, fríos y nevadas, principalmente con mi amigo Benito Cantero, haciendo este tipo de fotos que en cierto modo nos han definido". Pero hay otras temáticas que también protagonizan las instantáneas de este eibarrés afincado en Bergara. Una selección de estos trabajos que resumen su trayectoria puede contemplarse hasta el 9 de noviembre.
¿Qué pretende mostrar con esta exposición?
Quiero enseñar al público lo que hago. Se me conoce, en mayor medida, por la fotografía de naturaleza y montaña, pero abordo otros temas como los deportes y retratos, y todos ellos aparecen reflejados en las 36 imágenes que dan contenido a la muestra. Lo que busco con esta exposición es que la gente conozca por donde me muevo y si les gusta, me doy por satisfecho. También es un homenaje y gratitud a todos los que en estos años me han acompañado en la montaña; sin su colaboración muchas de mis fotos hubieran sido imposibles. Este agradecimiento lo hago extensible, igualmente, a quienes protagonizan las instantáneas de temas libres. Me gusta entablar una relación agradable con las personas a las que fotografío.
¿Cómo se inició en el mundo de la fotografía?
Siempre lo he llevado dentro. Empecé a jugar con la cámara con 28 años, y poco a poco fue yendo a más. Puedo decir que soy casi autodidacta, he asistido a algún cursillo, pero todo lo demás lo he aprendido viendo exposiciones, leyendo libros, salseando en internet e intercambiando experiencias con otras personas que comparten esta misma afición.
De todas las escenas que ha fotografiado, ¿destacaría alguna en especial?
Es difícil, porque son muchas y según el momento, puedes decantarte por una diferente. Me acuerdo del primer premio que gané, fue en Legazpi hace ya bastante años, no me lo podía creer. Era la primera vez que me presentaba a un concurso. Lo hice con una imagen de una puesta de sol que saqué desde Gorla.
Ha vivido los cambios que ha ido experimentando está disciplina gracias a los avances tecnológicos...
Sí. Antes, por ejemplo, el proceso de revelado lo hacíamos en casa. Ahora la herramienta es mucho más potente y los programas fotográficos te ofrecen muchas posibilidades, aunque también es cierto que los conocimientos que ya teníamos son una base fundamental. La cámara ayuda, pero la foto la hace el fotógrafo y para eso hay que practicar y coger experiencia. Cada vez hay más afición a la fotografía y gente que dispone de buenos equipos. Algunas personas hacen verdaderas maravillas.
¿No se ha abierto la puerta a excesos tecnológicos que desvirtúan la fotografía?
Podemos pasarnos horas y horas hablando de este tema (sonríe). La inmensa mayoría de las fotos que expongo estos días en Aroztegi aretoa no tienen retoques fotográficos más allá de las luces. En los concursos de naturaleza y montaña cada vez se estila más que no te dejen modificar la escena original. A mi no me gusta cambiar el sentido real de la fotografía, pero si soy partidario de hacer ciertos retoques. Por ejemplo, un árbol que está torcido ponerlo recto.
¿Se recicla constantemente?
Tratas de evolucionar, pero si llevas tiempo en una dirección resulta más difícil porque te has marcado un camino. Mi estilo es más tirando a clásico, aunque no quiere decir que las fotos más modernas no me gusten.
Montaña y naturaleza son las temáticas que predominan en sus instantáneas, pero también pueden contemplarse retratos.
Así es. Me encanta la expresión de las personas mayores y retratarlas en su ambiente; las cosas típicas de cada lugar... Me he movido menos por este terreno, pero me gusta.
Es miembro del colectivo Arizondo Argazkizale Elkartea de Bergara.
Sí. Solemos organizar algún curso, y junto al Ayuntamiento, los concursos de fotografía Bergara Hiria y el Kirol argazkien lehiaketa.
Su participación en certámenes le ha traído consigo numerosos premios.
Al año suelo tomar parte en una veintena de concursos. Hacemos fotos porque nos gusta y, al mismo tiempo, es agradable que otras personas las valoren. Los certámenes son como un termómetro para ver si vamos por buen camino. Creo que son una manera de contrastar la calidad fotográfica en la que te encuentras.
¿Qué le da la fotografía?
Es mi compañera de viaje, es media vida. Es una forma de ver la realidad, el paisaje, la montaña, de una manera total y absolutamente personal. Es como escribir un libro de nuestra vida con imágenes. Estas, sin duda, siempre dicen algo de las personas que las hacen. En este mundillo es muy importante, asimismo, la gente que conoces, a mi la fotografía me ha dado amigos.
Conoce numerosos rincones de la naturaleza. ¿En cuál se ha perdido últimamente?
Llevo dos semanas yendo con todo el equipo a Jaizkibel, concretamente a un paraje increíblemente maravilloso como es El valle de los colores. Llevaba años queriendo ir a ese lugar y ahora, ya jubilado, me he puesto a ello (vuelve a sonreír).
¿Qué consejo le daría a alguien que está empezando en este mundo?
Que acuda a una asociación fotográfica, que ahí en vez de subir las escaleras peldaño a peldaño, va a ir dando saltos porque te enseñan un montón. Y que haga fotografías, que así es como va a ir cogiendo experiencia.