Este año se celebra el centenario del nacimiento del ilustre organista, una efemérides que el historiador José Antonio Azpiazu y el músico oñatiarra Xabier Ugarte, no han querido pasar por alto. Ambos se han embarcado en un proyecto que ve la luz con la publicación de un libro biográfico, un disco y sendos conciertos en las parroquias de Arrasate -hoy a las 20.00 horas- y Oñati -el próximo día 25 a la misma hora-, que homenajearán a la figura de Sagasta.

Tras editar al alimón o en colaboración con otras personas la biografía de otros músicos vascos como Aita Madina (1907-1972), Luis de Mallea (1908-2003), José de Azpiazu (1912-1986) y José Mari Arzuaga (1932-1967), Azpiazu y Ugarte se embarcaron en esta nueva aventura que ha buceado en la vida y obra del que fuera organista titular de la Basílica romana de Santa María la Mayor.

Azpiazu, que tuvo el privilegio de conocer y tratar a Sagasta en los tiempos en que estudió filosofía en la Gregoriana, explica que Don Giuliano, como le llamaban sus conocidos, "al contrario que aquí, era muy conocido en Roma y en Europa". "Como concertista era un fenómeno", añade el historiador y antropólogo que hace unos años viajó, junto a Ugarte y el sacerdote agustino Manolo Murua, hasta la capital italiana para recoger las partituras y el resto del legado musical del organista mondragonés, que hoy custodia el rico archivo de los Agustinos de Oñati.

tocaba para los papas Julián Sagasta Galdós era el quinto y último hijo de Eusebio Sagasta Bolinaga Olatxo, y Juliana Galdós Isasmendi, natural de Oñati. El matrimonio regentaba una carnicería en la calle Maalako Errabala, un negocio que pasó a manos de su hijo Máximo y su mujer, Francisca Juaristi, que después cedieron el testigo a sus hijos Eugenio y Esperanza, hasta que el establecimiento echó la persiana en 1998.

El homenajeado, del que este año se cumple un siglo de su nacimiento, ingresó a los diez años en el seminario de los Canónigos Regulares (Agustinos) de Oñati. Desde pequeño mostró sus habilidades tocando el órgano, un arte que perfeccionó en el seminario de Burgos, donde coincidió con otros grandes músicos como Madina, Mallea, Rafael Anduaga, José María Ugarte, y su amigo Julián Zelaia.

Su talento musical, no obstante, florecía en Roma, a donde fue destinado con 18 años. En la Ciudad Eterna adquirió un bagaje y preparación que le permitieron terminar la carrera de órgano en tan sólo cinco años, cuando su duración habitual es de diez años. Así que no resultó extraño que por su enorme potencial fuera requerido para tocar ante los papas Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

En 1947 ganó la oposición de organista titular de la Basílica Santa María Maggiore, puesto que ocupó hasta su jubilación en 1989. Y, por si esto fuera poco, durante el Concilio Vaticano II participó en los grandes acontecimiento que se desarrollaron en la Basílica de San Pedro entre 1962 y 1965. De su popularidad se hicieron eco, asimismo, en distintos países, sobre todo en Alemania, ya que era un gran intérprete de Bach.

Conocedores del personaje que han explorado, Azpiazu y Ugarte ponen, a su vez, el acento, en su habilidad como transcriptor de música antigua a partituras de órgano. Y en este apartado destacan que su biografiado reprodujo y publicó obras de los grandes compositores de los siglos XVI al XVIII.

labor humanitaria "Pero antes que organista, Don Giuliano decía que era sacerdote", recuerda Azpiazu. Así que su labor pastoral no se limitó a la música. De hecho, durante la posguerra, en un momento en el que Roma se hallaba en una situación desastrosa tras la caída de Mussolini, cerca de la ciudad se abrieron grandes campos de refugiados, y Sagasta se desvivió para ayudar a quienes se habían amparado en ellos. Además, durante el nazismo, ayudó a muchas familias judías a esconderse en casas de gente romana conocida, jugándose su prestigio y su seguridad.

Sobre su amplía faceta humana y social, Azpiazu comenta que cuando Sagasta visitaba Arrasate, le gustaba saludar a sus antiguos amigos, y muy especialmente a su íntimo amigo, quinto y colega organista David Arzamendi, fallecido el pasado enero.

Quienes quieran conocer más detalles sobre la trayectoria del altamente reconocido organista mondragonés podrán hacerlo hoy en el acto que albergará la parroquia de San Juan. La presentación de Julián Sagasta Galdós. Biografía - estará a la venta-, se vestirá con el concierto que interpretará el organista Aitor Olea.