La perla se blinda para hacer frente a las olas

donostia - El Ayuntamiento donostiarra destinará más de 400.000 euros a reforzar los cerramientos de los edificios de La Perla, Eguzki y el Atlético, que resultaron dañados en los últimos oleajes. El objetivo es que las obras se emprendan este mismo verano y concluyan antes de que empiece el invierno, de manera que las infraestructuras estén más preparadas para hacer frente a los temporales que puedan llegar.

Concretamente, en las termas se instalará una solución técnica en acero inoxidable (el presupuesto máximo es de 211.000 euros más IVA). En el Atlético San Sebastián, se utilizará aluminio reforzado y acero inoxidable, además de carpintería anclada a la propia estructura (casi 160.000 euros, aunque parte la asumirá el propio club). Por último, también se recurrirá al aluminio para reforzar los cerramientos de las instalaciones que ocupa Eguzki (más de 62.000 euros). Las tres intervenciones se han sacado a concurso divididas en lotes.

Aunque los locales los explotan empresas y clubs privados, los edificios que conforman el conjunto de La Perla son de titularidad municipal. Fuentes de la Sociedad de Fomento, que es quien los gestiona, confirman que una vez subsanados los desperfectos causados por los temporales del pasado invierno, de los que se hizo cargo el Consorcio de Compensación de Seguros, el Consistorio ha decidido reforzar la seguridad del conjunto para evitar que las olas vuelvan a entrar. Hace algunos años ya se mejoraron los cerramientos de las termas y de Bataplán y se ha comprobado que este invierno los daños han sido menores que en otros locales. En el caso de Bataplán, una vez reparados los desperfectos financiados por el Consorcio de Compensación de Seguros, no se han considerado necesarias más actuaciones.

Las empresas interesadas en acometer estas obras podrán presentar sus propuestas hasta el día 23. A partir de ahí y una vez adjudicados los trabajos, tendrán tres meses de plazo para ejecutarlos.

reincidentes El temporal de febrero no fue el primero que obligó a cerrar las instalaciones de La Perla después de que las olas penetraran en el interior. Bastante más graves fueron las consecuencias del gran oleaje que azotó la costa en marzo del año 2008, que obligaron a cerrar el local y a reformar gran parte de los espacios y equipamientos de las termas. En los últimos años el centro instala tablones de madera en los ventanales si hay alertas meteorológicas para intentar impedir la entrada del agua.