El año pasado, cientos de gaviotas cogieron como costumbre acercarse a Goierri para comer en el vertedero de Sasieta y descansar después en el embalse de Arriaran. La presencia de estas aves causó alarma social en Beasain. En el pueblo no se hablaba de otra cosa: que si estaban causando daños en los tejados de las empresas y en algunas habían puesto sistemas para ahuyentarlas, que si saciaban su sed en el embalse de Arriaran y estaban contaminando el agua... El equipo de gobierno y los técnicos de Sasieta Mankomunitatea y de Gipuzkoako Urak coincidían en que no había razones para la alarma, pero muchos vecinos no las tenían todas consigo. Sasieta utilizó cañones de gas para espantar a los pájaros, pero la medida se antojó insuficiente. Recientemente ha contratado los servicios de un falconero y ha sido mano de santo. O mejor dicho, garra de rapaz.
El jefe de servicio de Sasieta, Iñaki Erauskin, comenta que las primeras gaviotas llegaron al vertedero de Sasieta coincidiendo con el cierre del de San Markos, "aunque siempre de forma esporádica y en un número muy reducido". Sin embargo, a finales de verano del año pasado "la cantidad aumentó bruscamente hasta contabilizarse varios miles, muy probablemente por las medidas disuasorias adoptadas en otros vertederos".
Los problemas que causaron estos pájaros en las cubiertas de los pabellones industriales situados cerca del vertedero y el recelo de los ciudadanos llevaron a Sasieta a tomar medidas. "Tuvimos que contratar dos guardas para ahuyentar a las gaviotas y, si bien esta medida permitió mantenerlas a raya durante algunos meses, éstas seguían acudiendo".
Ante la perseverancia de las aves, optaron por "cambiar radicalmente de estrategia" y adoptar medidas "más contundentes": tras obtener los permisos necesarios de la Dirección de Medio Natural de la Diputación Foral, en marzo la Sasieta Mankomunitatea contrató los servicios de una empresa especializada en el control de gaviotas. Esta opera en varios aeropuertos y vertederos del Estado español, entre ellos el vertedero Urteta de Zarautz.
La labor de un equipo formado por dos expertos cetreros y seis halcones (Gerarda, Salam, Pepa, GP-Tuerta, Maiden y Kika III) ha sido tan eficaz que en unas pocas semanas los pájaros han dejado de acudir al vertedero. "Ya apenas se ven gaviotas revoloteando sobre las naves industriales, el vertedero y el embalse de Arriaran. El éxito ha sido tan rotundo, que las empresas han retirado los sistemas para ahuyentarlas. Las gaviotas ya son historia", señala Erauskin.
Pero, ¿cómo actúan los halcones? Responde el propio Erauskin, que estos últimos meses ha recibido un curso acelerado de ornitología. "Los halcones que se emplean son aves escogidas y entrenadas específicamente para trabajar en vertederos. Se utilizan híbridos: cruces de gerifalte, sacre y peregrino. Al principio realizan vuelos de ataque con captura para reforzar la intimidación sobre las gaviotas. Una vez conseguido este objetivo, efectúan vuelos de reconocimiento, que sirven para disuadirlas", explica.
Con todo ello, se pretende que las gaviotas dejen de considerar el vertedero un lugar seguro. El objetivo final era que buscaran otras fuentes de alimentación y dejaran de desplazarse desde sus colonias en la costa hasta el vertedero. Ya se ha conseguido, pero no se puede bajar la guardia. No en vano, estas aves, además de tener un estómago a prueba de bombas, son perseverantes como ellas solas. De hecho, siguen enviando emisarios a diario. En cuanto ven que hay moros en la costa (en este caso, halcones en el interior), vuelven por donde han venido.
Erauskin añade que si los halcones dejaran de realizar su labor, las gaviotas volverían en unos pocos días. "Por ello, lo más probable es que los halcones se queden en Sasieta hasta el cierre definitivo del vertedero", concluye.