oLABERRIA tiene dos núcleos urbanos tan diferentes el uno del otro que un visitante despistado podría tomarlos por dos pueblos. El barrio de abajo, Ihurre, es industrial y el de arriba rural. Mientras en este último todo es paz y tranquilidad, los vecinos de abajo viven pegados a la N-1 y la empresa ArcelorMittal. A ambos lados de esta carretera se han construido polígonos industriales, una pista de karting, un hotel... Cabe destacar que fue la empresa Aristrain (ahora ArcelorMittal) la que construyó el barrio de Ihurre para sus trabajadores y que sigue siendo propiedad de la empresa.

El alcalde, Jokin Garmendia, explica que en la parte alta del municipio se encuentran todos los servicios y la iglesia. En lo que respecta a la hostelería, los restaurantes de abajo trabajan sobre todo los días laborables y los de arriba lo hacen también durante los fines de semana. Todo el comercio y la industria está en Ihurre. La presencia de la N-1 atrae a muchas empresas y cuentan incluso con un centro comercial y tres gasolineras.

Gracias a esta situación, el Ayuntamiento de Olaberria cuenta con unas arcas saneadas. "Tenemos buenos ingresos y eso facilita cuadrar los presupuestos. Pero todo esto también tiene su lado malo: los vecinos de Ihurre soportan una gran contaminación acústica, atmosférica y lumínica".

El Consistorio vela para que no se produzcan excesos. "Uno de nuestros trabajos es controlar la contaminación. Contamos con pocos medios para ello, pero tenemos la ayuda del Gobierno Vasco y de la Diputación".

Medio pueblo vive en un entorno industrial, pero Garmendia dice que los vecinos de Ihurre no se quejan de ello. "Hay que tener en cuenta que están acostumbrados. Muchos son mayores y llevan toda la vida allí. Los jóvenes, en cambio, tratan de abandonar el barrio. La concentración de gente mayor en Ihurre hace que el ambulatorio, la farmacia y el hogar del jubilado estén allí. La guardería, en cambio, está arriba. Es algo lógico".

No tiene miedo de que la parte baja se convierta en un ghetto formado por personas de edad. "Muchos jóvenes de abajo han venido arriba, por lo que hay lazos familiares entre los de un barrio y otro. Creo que la relación entre los dos núcleos es mayor que nunca. De todos modos, el Ayuntamiento suele organizar actividades para que el contacto entre las dos zonas no se pierda".

Al ser un barrio privado, el Consistorio no puede intervenir demasiado en Ihurre. "Más que ir nosotros, tratamos de atraerlos a ellos. Así, los actos se suelen organizar arriba". Para unir los dos barrios, también se ofrece un servicio de autobús. "El transporte público no llegaba arriba, por lo que hace tres años pusimos un autobús", explica el alcalde.

¿Y los vecinos qué dicen? ¿Cada uno prepara su paella, como los del anuncio de lavavajillas, o cocinan todos juntos? Txomin Mendoza reside en el barrio de abajo, pero conoce bien la realidad de los dos barrios, pues fue alcalde. Considera que la zona de arriba se ha convertido en una ciudad dormitorio. "Los que han nacido en Olaberria sí se implican en las actividades del pueblo. Pero ha venido bastante gente de fuera y, en muchos casos, aunque los niños van a la escuela del pueblo, los padres hacen poca vida social en Olaberria".

El Ayuntamiento de Olaberria lleva años intentando estrechar lazos entre los vecinos de arriba y los de abajo. Cree que se han dado algunos pasos, pero que todavía hay bastante trabajo por hacer. "También hay que tener en cuenta que la mayoría de los vecinos de Ihurre son mayores y eso dificulta la tarea. Además, a la zona de abajo han venido muchos inmigrantes", comenta. Tendrán que organizar actos de hermanamiento. Por ejemplo, una cata de txakoli de Olaberria, una carrera de karts y, por supuesto, un concurso de paellas.