"No queremos un museo diocesano de quita y pon; queremos uno que dure una centuria"
Después de siete años en la parroquia de María Reina en Egia, Edorta Kortadi es, desde el pasado 9 de septiembre, el párroco de la basílica de Santa María de la Parte Vieja. Como experto en arte, Kortadi será, a su vez, el encargado de dirigir el museo diocesano que se situará en el templo
Donostia. ¿Cómo ha sido su primer mes en Santa María?
En este momento estoy aterrizando. Lo que estoy haciendo es conocer a la gente: por una parte, a la parroquia y, por otra, a la Unidad Pastoral de la Parte Vieja. Yo trabajaré con Felix Garitano, que es el director de la Unidad Pastoral.
¿Ha empezado a tratar con gente de la parroquia?
He comenzado a conocer a la comunidad parroquial, a la gente normal y sencilla que viene entre semana y los domingos a la eucaristía. También he comenzado a conectar con la gente que quiere bautizar a sus niños, dentro de poco tendremos cinco bautizos, de hecho. A su vez, también he empezado a tratar las bodas. Para el año que viene ya hay apalabradas 30. También he empezado a conectar con el asunto de los funerales (ya hemos tenido tres). Al mismo tiempo me he reunido con un colectivo de neocatecumenales con el que cuenta Santa María. Es un movimiento importante que creemos que hay que atender.
¿Ha entablado relaciones con los centros religiosos del entorno?
Estoy intentando conectar con las carmelitas del templo de Santa Teresa, en el que viven trece mujeres dedicadas a la oración y a la vida contemplativa. También he visitado a los jesuitas que viven en el Centro, una comunidad religiosa muy potente. Hay un tercer centro importante, el de las Hermanas de San Vicente Paul, que son las que llevan el colegio Elizaran de la Parte Vieja, que potencia, sobre todo, carreras medias y formación profesional.
¿Ha notado mucha diferencia entre la parroquia de María Reina de Egia y la basílica de Santa María de la Parte Vieja?
La basílica Santa María es muy solemne. La arquitectura de los Ibero, constructores de Santa María, del Santuario de Loiola y del ayuntamiento de Elgoibar, entre otros, es solemne, barroca, con grandes retablos. Eso impone una cierta grandiosidad en la concepción de espacio y la gente se queda un poco lejos. Llenar Santa María no es fácil. Además, en las cercanías existen grandes centros religiosos, como el de Jesuitas, con buenos calefactores y muchos servicios durante horas. También está San Vicente que demográficamente es tres veces Santa María. Nosotros llegamos a alrededor de 4.500-5.000 habitantes; son pocos. El perfil es el de una burguesía media-alta, que vive de cara a La Concha, bastante individualista, que huye un poco de la comunidad. Por lo demás, la gente de la Parte Vieja es gente muy alegre. Diría que cuentan con ese espíritu kaskarina.
Dice que llenar Santa María no es fácil, pero a veces está completa.
La Parte Vieja es el corazón festivo de la ciudad. Santa María es el templo para las grandes celebraciones: la Novena de la Virgen del Coro, la Novena de la Inmaculada, San Sebastián... El 15 de agosto (día de la Virgen) siempre está lleno. Es el templo celebrativo comunitario de toda la ciudad, no solo de la Parte Vieja. Eso se nota, pero la deriva de la vida comunitaria diaria es, más bien, escasa y yo voy a tratar de revitalizarla. Lo importante son los pájaros que viven en la jaula, más que los que están en tránsito. Hay que dinamizar esta parroquia, porque está un poco apagada. Probablemente, San Vicente le ha chupado vida a Santa María, cosa que es normal. El párroco Felix Garitano bastante ha hecho. A Felix hay que agradecerle la restauración y el mantenimiento de estos dos templos; los ha dejado perfectos. A cada uno lo suyo.
Después de siete años, ¿ha sentido su marcha de Egia?
No me he ido del todo, pero trato de separarme un poco, porque hay un nuevo párroco y es bueno dejar campo libre, que se note que lo que uno ha hecho es definitivo. Yo creo que la vida sigue en Santa María, sigue en San Vicente y sigue en María Reina.
¿Cómo evoluciona el montaje del Museo Diocesano en Santa María?
La parte del museo está más paralizada, aunque seguimos estudiándolo en la comisión al respecto con la que cuenta el Obispado. Está formada por tres personas: Imanol Sorondo, un sacerdote que es experto en platería; Koldo Apezteguia, que hasta ahora ha sido el director del museo y en estos momentos es párroco del Buen Pastor; y yo. Estamos analizando los proyectos que hay de tres arquitectos. Estamos en tratos, además, con Rafael Moneo. La propuesta que puede hacer Moneo, viendo los museos que ha abierto en toda Europa, puede ser interesante. Todavía no ha respondido. Creemos que tiene exceso de trabajo y por eso no ha venido aún a Donostia, pero vendrá. Tiene que contemplar cómo ha quedado colocado en la parroquia de Iesu un gran tapiz de más de cinco metros hecho en Nepal que hizo basado en un grabado de Eduardo Chillida. Se ha ubicado ya en el templo, pero queremos su visto bueno.
Realizar una reforma de este calibre no será barato
Caro tampoco. La zona a habilitar tendrá en torno a 200 metros cuadrados, porque hay un par de salas arriba que ya están montadas. Esos 200 metros corresponden a la zona del antiguo Aterpe y a la zona del Cristo de Paz y Paciencia. Siempre que se cita a Moneo la gente piensa que la obra costará más que si lo hace otro y eso no es cierto. Moneo tiene un plus porque las propuestas que hace son más arriesgadas, más atrevidas y más complejas. Meter, por ejemplo, un lucernario desde la parte exterior a la interior del museo para que entre luz natural es una idea que igual solo se le ocurre a Moneo. Eso tiene unos costes, pero los resultados se notan. Cuando la gente ve Iesu, en Riberas de Loiola, se queda muda. Este templo está apareciendo en todas las nuevas arquitecturas a nivel europeo. Ahora no se trata de hacer solo un museo, se trata de hacerlo para el espectador del siglo XXI.
Aun así ciertas ayudas económicas que iban a venir, por ejemplo, del Ayuntamiento parecen tambalearse.
Estamos trabajando en ello. Veremos lo que pasa en las próximas elecciones. Sabemos que por este tema está muy preocupado el obispo José Ignacio Munilla, porque considera importante que en 2016, cuando Donostia sea Capital Cultural Europea, Gipuzkoa ofrezca su patrimonio religioso en regla. El vicario general Joseba González está implicado en la iniciativa del Atrio de los Gentiles y está interesado en que todo se ponga en marcha. El problema, en este momento, es estrictamente económico. Podemos hacer cosas de medio pelo, pero nuestra idea es hacer algo consistente y persistente, que no sea de quita y pon. Queremos hacer un museo que dure una centuria, entre 50 y 100 años.
¿Cree que para 2016 estará acabado?
Yo tengo esa esperanza. El obispo y el vicario general son hombres de fe, y creo que están poniendo toda la carne en el asador para que esto salga adelante.
¿La ubicación del museo es definitiva?
Nosotros planteamos la instalación del museo en la basílica de Santa María, que es donde nosotros queremos que esté, o en el convento de Santa Teresa. La Diputación Foral de Gipuzkoa reformó parte del convento, de la que se hizo propietaria. Hemos pedido entrevistarnos con la diputada de Cultura, Ikerne Badiola. Llevo desde finales de agosto con este asunto.
¿Entonces, en vez de en Santa María puede ir en Santa Teresa?
Sí, pero también puede ir en los dos sitios. La parte baja del convento de Santa Teresa está remodelada, pero este espacio tiene varios novios. Se habla de ubicar ahí los talleres de Arteleku, de instalar el Museo de la Historia de la ciudad, también se habla de instalar oficinas de Cultura para así ampliar el Koldo Mitxelena. Nosotros podríamos ser un cuarto novio, de tal manera que haciendo un túnel se podría unir la parte del museo de Santa María con la de Santa Teresa.
¿Con qué patrimonio artístico cuenta el museo?
En este momento está en un almacén del seminario de Donostia. Hay un patrimonio de entre 100 y 150 obras, que son de suficiente relieve y prestigio como para montar un pequeño museo. No podemos competir ni con San Telmo, ni con El Prado, ni con el Louvre. El museo diocesano es la exposición de la historia religiosa que ha tenido Gipuzkoa en conexión con el País Vasco y con el Estado español. De eso tenemos buenas piezas, como el Santiago Peregrino de Astigarraga del siglo XIII. Hay piezas del Renacimiento de Ambrosio de Bengoechea que están en Alkiza, aunque han estado en el museo. Hay tablas flamencas importantes y algún cuadro de El Greco. También hay autores contemporáneos. No queremos que el museo sea algo muerto, sino algo vivo. Contamos con piezas de Oteiza, Chillida, Álvarez de Eulate, Egaña... Muchos autores que han tocado temas religiosos.
Aunque el museo esté parado, ¿han planteado alguna actividad para los próximos meses?
Para diciembre queremos comenzar con varias exposiciones de obras que duren un mes o dos, en la parte trasera (en el pie) de la basílica. Por ejemplo, se podría hacer una exposición con la escultura de Eduardo Chillida con la que cuenta Santa María: poner un vídeo explicativo, y traer a un experto que una vez al mes explique la obra. A su vez, se podría bajar un cuadro de la Virgen del Coro del pintor donostiarra ya fallecido Carlos Añibarro que regaló a la parroquia. Este es nuestro Kokoschka, es un pintor bueno. Se podría exponer otros dos meses. También se podría montar una muestra de obras de esmaltes de una jesuitina de Aiete, Mari Cruz Bascones.
PASA A PÁGINA SIGUIENTE >
< VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR