ANdoain. ¿Desde cuándo vive en Andoain?
En noviembre cumpliremos cinco años aquí, pero antes de llegar estuvimos seis meses en Mallorca porque estaba allí un hijo mío. Cuando pensábamos en viajar a Europa yo siempre tuve en mente el País Vasco, porque una de las cosas que hice en Uruguay fue interesarme por la historia de mi país y, como ratón de biblioteca, también tuve conocimiento de la historia del País Vasco, que me interesó mucho. Vi, además, fotografías con paisajes preciosos, y como en Uruguay no tenemos montañas, me llamó mucho la atención.
¿Y sabía que aquí se hablaba euskera, además del castellano?
Antes de llegar me decían que se podría hablar castellano perfectamente y que no era necesario aprender euskera. Vi que así era, pero si uno quiere compartir hay que hablar euskera. Claro, si uno quiere hacer vida de ermitaño, puede hablar el idioma que quiera. Nosotros somos muy sociables, favorables a integrarnos en la sociedad, y vi la necesidad de conocer el euskera. En mi país tenemos una tendencia socialista muy marcada en cuanto a la política, pero la hacemos muy humana, de servir para todos, trabajar para todos.
¿Por qué le parece importante aprender euskera?
Yo quiero integrarme en la sociedad, porque tengo las mejores intenciones y uno no puede vivir en un país si no se integra. Y el euskera es la mejor forma de integración. Además, el País Vasco tiene una cultura riquísima y un folklore y unas tradiciones antiquísimas, llenas de simbolismo, que se pueden conocer sabiendo castellano, pero no es lo mismo. Lo mío es muy personal: me interesa mucho la historia y tengo la costumbre de investigar.
¿Cuánto tiempo lleva estudiando euskera?
Llevo un año y poco, es poco lo que sé, pero puedo atender a mis clientes del bar de los jubilados en euskera. Nos reímos mucho, pero también aprendemos mucho. Yo quería aprender euskera y el principal motivo era el laboral.
¿Dónde se reúne el grupo con el que aprende?
Nos juntamos los viernes, a las 15.30 horas en el bar de los jubilados. Es un curso muy práctico: desde fuera puede dar miedo, pero no debe darlo. La mecánica es proponer un tema y conversar, es muy ameno y divertido. Además, cantamos canciones vascas y aprendemos bailes tradicionales. Y se hacen muchos amigos: yo he conocido gente de Brasil, Portugal, Irak, Marruecos, Paquistán, India... Hay gente que tiene mucho mérito, porque tienen un idioma natal que no tiene nada que ver con el euskera ni con el castellano, y aprenden los dos. Hay que tener una idea de lo que es el castellano, y después viene el salto al euskera. Es una aventura, y a mí me encantan los desafíos.
¿Utiliza el euskera en su día a día?
Mi trabajo es el lugar perfecto para ello, porque estoy continuamente en contacto con la gente. Leer es mi gran vicio, y he intentado hacerlo en euskera, pero es muy difícil. En la televisión rescato palabras y asocio ideas y, sobre todo, lo más importante es educar el oído.
¿En qué se parecen Uruguay y el País Vasco?
Hay similitudes, pero también muchas diferencias, no nos engañemos. Dicen que el vasco es muy cerrado, pero yo creo que es porque ha sufrido mucho. Nosotros nunca hemos tenido problemas, y aunque en un principio costó adaptarnos, nos sentimos bien acogidos. Nosotros somos muy extrovertidos y sociables; yo he mandado a vascos a Uruguay a casas de amigos para que los guíen allí y los acogen con los brazos abiertos: los amigos de nuestros amigos son mis amigos. Quizá esas cosas aquí no se ven...
¿Añora su país?
Muchísimo, sobre todo los amigos, porque es lo más difícil de lograr. Tengo, además, un sentimiento de amistad muy grande. Yo trabajé mucho en política en Uruguay y también lo extraño mucho. No me considero capacitado para hablar de política del País Vasco, pero tiene puntos en común con la uruguaya: hay una necesidad de libertad. Me siento muy identificado.
¿Qué le gusta del País Vasco?
Tienen un país hermoso, con sentarse en una mesa y ponerse de acuerdo en un par de cosas lograrían un país totalmente fuera de lo común. Sé que es difícil, pero creo que al menos una gran mayoría pronto estará de acuerdo y van a lograr cosas importantes. Hay algo que me impresiona del pueblo vasco: cómo defienden su cultura y sus tradiciones. Eso me dice que el país tiene futuro, y que este país va a ser muy importante.