CON éste se cumplen 25 años del programa Vacaciones en Paz, una iniciativa municipal que permite a los niños saharauis pasar el verano en Donostia, lejos de los 50 grados de temperatura y las carencias sanitarias de los campamentos de refugiados del Tindouf (Argelia), en los que viven durante el resto del año junto a sus familias.

La concejala de Cooperación en el Ayuntamiento donostiarra, Ainhoa Beola, hizo ayer un llamamiento a las familias donostiarras para que participen en esta experiencia "enriquecedora y gratificante".

Y es que cuatro de los 35 niños saharauis de siete a doce años que esperan viajar este verano la capital guipuzcoana se encuentran aún sin hogares de acogida, por lo que la edil animó a los ciudadanos a sumarse a este programa, para que ninguno de ellos se quede en tierra.

De esta manera, los niños podrán "dejar por unos meses unos campamentos en los que las condiciones de vida son terriblemente duras, más en verano con temperaturas sofocantes que pueden llegar a superar los 50 grados", subrayó.

Para el resto del grupo, el departamento dispone ya de familias interesadas en recibirles.

Beola admitió que "la situación económica es ahora complicada para muchas familias donostiarras", aunque incidió en que los saharauis viven en unas condiciones "más precarias", que incluso han empeorado porque la ayuda humanitaria que les proporcionan las organizaciones internacionales "también se ha reducido mucho", tanto en elementos sanitarios como en alimentos.

Objetivo: 410 niños en Euskadi

De junio a septiembre

El objetivo para este verano de 2011 es llegar a acoger en Euskadi a 410 niños y niñas, como el año pasado, e incluso superar esa cifra.

Todos ellos llegarán al País Vasco entre finales de junio y primeros de julio, y después de pasar dos meses aquí, volverán a los campamentos a finales de agosto o primeros de septiembre.

Beola explicó que este año 24 familias donostiarras repiten la experiencia, lo que demuestra que la iniciativa resulta "muy gratificante" para los participantes. Según explicó, la mayor parte lo hacen por "solidaridad con los que vienen", pero también porque "valoran lo que los niños les aportan a ellos", como el conocimiento de "otras realidades" muy diferentes a la que se vive en Euskadi. Beola agregó que también juegan un papel importante los "lazos afectivos" que se establecen entre las dos partes, que perduran a lo largo de los años.

La edil aclaró que para acoger a estos niños no es necesario tener hijos, puesto que, una vez llegados a Donostia, se organizan distintas actividades conjuntas en las que participan todos los menores del grupo. Asimismo, recomendó a las personas interesadas en el programa que acudan al departamento de Cooperación para consultar sus dudas, y subrayó que las familias de acogida "pueden hacer una vida totalmente normal" durante la estancia de los niños saharauis en sus hogares.

Durante la estancia de los niños en la ciudad, las familias también contarán con el apoyo y el asesoramiento de personal especializado.

Mejorar su salud

Revisión médica

Los menores pasarán una revisión médica a cargo de profesionales de Osakidetza, ya que son numerosos los casos de infecciones de oído, parásitos o problemas de vista y anemia que, normalmente, no suelen tener mayor trascendencia y que mejoran ostensiblemente al ser debidamente tratados.

Durante los dos meses de estancia se llevan también a cabo distintas actividades, salidas y fiestas, y las familias acogedoras -previo aviso, y si la adaptación de los menores es buena- pueden salir de vacaciones a cualquier punto del Estado.

Los interesados en tomar parte en este programa pueden informarse a través de los teléfonos 943 481 471 y 943 481 956, en lankidetza_cooperacion@donostia.org, http://oporrakbakean.jimdo.com, y www.donostiahirihezitzailea.org, así como en el Palacio Goikoa.