fALTAN solo quince días para que el emblemático bar Guria eche definitivamente la persiana. El 30 de abril es la fecha de su defunción oficial. Y, con ella, se clausurará un trozo de la historia de numerosos oñatiarras. Genuina, cercana, acogedora... son algunas de las cualidades que ha sabido conjugar a la perfección esta taberna que inició su andadura hace 65 años. "Se cierra un ciclo muy importante. Es duro porque hay muchísimos recuerdos y sentimientos asociados al bar", señalan Anton, Juan Manuel Klementx, Virginia, Arantza y Agurtzane, los cinco hijos de Esperanza Elizondo y Eduardo Azpiazu.

En los últimos meses los actos se han intensificado para despedir como se merece al Guria. La traca final será hoy. A las 12.00 horas el público podrá degustar caldo al ritmo de una triki-txaranga. Después, 200 personas se darán cita en el restaurante Echeverria, y por la tarde la música cobrará protagonismo. Sobre el escenario de la plazoleta de Kale Barria, de 17.30 a 23.30 horas, desfilarán distintos grupos oñatiarras: los míticos Saz le Bolo (se han reunido para esta especial ocasión); CC627; J.M. Anduaga band; Her-tzainak d'version; Drakes y Javi Sound Dj. Mañana la ambientación correrá a cargo de los txorimalos de Atzeko kale (18.00) y el concierto de Lummer O'suno (19.30).

un poco de historia

Mantiene su esencia

El 24 de mayo de 1946 el Consistorio concedía el permiso de apertura a Eduardo Azpiazu. Comenzaba así su andadura el bar Guria. Con su doble entrada desde Kale Barria y Atzeko kale, de puertas para adentro las historias y anécdotas se acumulan en sus cuatro paredes. "Aquí, entre botellas, se gestó el club Aloña Mendi", rememora Klementx.

El tiempo, además, parece haberse detenido en este entrañable local. Conserva su esencia. "No se ha reformado ni pintado desde 1963", detalla Anton. El diseño es obra del catalán Miguel Morris "que estuvo trabajando en Zahor", añade. El Guria es un pequeño museo.

"No hemos tenido televisión. En eso la ama era muy firme, decía que se perdían las relaciones entre clientes. La radio sí le gustaba, para escuchar el Tour", explica Agurtzane, que ha estado detrás de la barra en los últimos años. Entre otras muchas cosas, las sabrosas tortillas de patata y el chorizo cocido de Espe Elizondo, fallecida en abril de 2009, han hecho las delicias de no pocos estómagos y paladares. "Gure ama, denon ama, Guriako dama", son las palabras con las algunos definieron la personalidad de esta inolvidable mujer que llevó las riendas de su negocio desde que enviudó en 1976.

La música ha sido, sin duda, otra de las señas de identidad. Victor Jara, Mercedes Sosa, Neil Young o Silvio Rodríguez siempre han encontrado un hueco en esta taberna, que ha sido testigo del cambio que ha experimentado la sociedad y sus costumbres: "Antes se ponía la barra llena de vasos vacíos, al salir de trabajar la gente se tomaban un txikito antes de ir a comer", comentan. Clientes fieles y, sobre todo, un buen puñado de amigos. El Guria dice adiós pero se mantendrá vivo en el corazón de muchas personas.