Irun. Toño Puerta llegó el martes de la pasada semana a Irun, acompañado por Adolfo Moye, un líder indígena boliviano, y en el momento de publicarse estas líneas está ya camino de la Amazonia boliviana, donde tiene a su mujer y a Pablo, el pequeño de ocho meses al que "le debemos una visita a su patria chica, para conocer a la familia".

¿Cuál ha sido el motivo de su estancia en Euskadi junto con Adolfo Moye y con Manuel Egiguren, vicario de la región del Beni?

Adolfo Moye es el presidente del Tipnis (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure), la primera autonomía indígena que se ha creado en Bolivia tras la aprobación en enero pasado de la nueva Constitución del país. En Taupadak llevamos trabajando con los indígenas desde nuestra creación en 1996 y estamos ahora en un momento clave para estos pueblos, que han estado olvidados y han sido masacrados y marginados durante siglos. Hemos venido para hacer contactos con las instituciones, que conozcan en primera persona el trabajo que se quiere hacer con la nueva autonomía indígena, por eso ha venido Adolfo Moyes con nosotros. Queremos contagiarles del mismo entusiasmo que tenemos en este momento histórico, y claro está, conseguir fondos para que esta autonomía se desarrolle y consolide.

¿Cómo están las cosas en Bolivia? ¿Es tan radical el cambio que está viviendo el país desde la elección de Evo Morales como presidente?

Es verdad que Bolivia está viviendo un gran giro político y social, pero es un vuelco que era muy necesario y que, en la mayoría de ocasiones, se transmite hacia otros países de una forma interesada y tergiversada, por influencia de las grandes agencias de prensa, la mayoría, de capital estadounidense. Pero la realidad del país y la de los ciudadanos es bien distinta de la que a veces puede llegar hasta aquí. El domingo se celebran las primeras elecciones después del proceso constituyente y me apuesto con quien sea a que Evo Morales va a recibir esta vez un apoyo aún mayor del 53% que obtuvo en el año 2006. Y debe ser por algo.

¿Cómo marchan los proyectos de Taupadak en Bolivia?

Estamos muy contentos de cómo están yendo las cosas. La Escuela de Música y la Orquesta de San Ignacio de Moxos están funcionando muy bien, y casi se financian solas, con los discos y las giras. Estamos preparando ya el tercer disco. Además, estamos construyendo un pequeño hotel y restaurante, que dará trabajo a mujeres indígenas a las que estamos formando con estudios de Turismo. Se trata de dar trabajo y una mayor dignidad a mujeres con hijos, lo que tiene además un valor añadido.

Desde Taupadak llevan también años ayudando a los indígenas a registrar las tierras a su nombre. ¿Qué papel tiene la titulación de propiedades para el desarrollo de estas comunidades?

Llevamos diez años con el programa de ayudas para la titulación de las tierras. Es algo básico para los indígenas, porque la tierra es su vida. Es muy importante que sean dueños legales de lo que siempre ha sido suyo. Esta tarea es también una de las más importantes de la nueva autonomía del Tipnis, y queremos ayudarles en ello.

¿Sigue la vida de Irun desde Bolivia? ¿Qué echa de menos que no tenga allí en San Ignacio de Moxos?

Intento seguir la realidad de Euskadi y también la de Irun, a través de Internet y del contacto con los amigos, en la medida en que nuestra precaria conexión me lo permite. Echo de menos Irun, que es mi patria chica, sobre todo por la familia y los amigos. En lo material, no me falta nada. Por supuesto, estos días he disfrutado con el poteo, con las cenas o yendo a ver al Real Unión. Pero ninguna de esas cosas, si las despojamos de su lazo con lo humano, con el hecho de socializar, con la familia y los amigos, sería motivo para volverme.

Parece que no le costó tomar la decisión de marcharse. ¿O sí?

En realidad, fue algo gradual. Hice mi primer viaje a Bolivia en 1996 y volvía cada año, más tiempo. Taupadak fue creciendo y las responsabilidades y los proyectos también, hasta que vimos que la forma idónea de llevarlo todo a cabo era estar allí. En lo personal, no quería estar siempre haciendo lo mismo y me llamaba aquel modo de vida, aunque no por cansancio con el de aquí. Era momento de cambiar, y me fui.

¿Cuándo volverá por Irun?

Vengo bastante poco y casi siempre, por poco tiempo, como en las giras de la orquesta, que siempre hacen escala en Irun, o esta vez, para acompañar a Adolfo Moyes. Le debemos una visita a la familia con el pequeño Pablo, espero que la próxima primavera o en verano.