Cuando Itziar Ariztimuño (Bilbao, 25 años) era una niña jugaba a todos los deportes habidos y por haber, entre ellos, fútbol, tenis, pádel y baloncesto. “Se me daban bien. Me encantaba hacer deporte”, resume la base y capitana del Lointek Gernika desde el aeropuerto de Loiu en la víspera del partido contra el equipo belga Kangoeroes Mechelen en la primera eliminatoria de la Eurocup Women. Después de ocho años militando en el club gernikarra echa la mirada atrás y hace una confesión personal: “De pequeña quería ser jugadora de fútbol”, afirma. Del Athletic. Como el veterano lateral Óscar de Marcos, su jugador favorito de siempre y a quien veía correr la banda “de un lado para otro”. Finalmente, emuló a su hermana mayor, Ainhoa, jugando a baloncesto y está desarrollando su carrera deportiva en el equipo granate. Llegó prácticamente siendo una adolescente y, pese a su juventud, ya es una de las referentes en la cancha y el vestuario. En mayo pasado renovó por una temporada. ¿Formará parte de esa extraña casta denominada 'one club woman' que distingue a las jugadoras que hacen toda su trayectoria bajo un mismo escudo? Itziar responde con cautela a la pregunta. “Estoy muy contenta en Gernika y aquí tengo a mi familia y mis amigos, pero nunca se sabe qué pasará. No cierro puertas a nada”. El equipo atraviesa un buen momento, sobre todo, después de tumbar por 80-73 al invicto líder Perfumerías Avenida. En el horizonte, el objetivo de la temporada: sellar cuanto antes el acceso a la Copa. “Estamos cumpliendo las metas que nos habíamos marcado. Hemos sabido sobreponernos a los momentos malos y vamos en el buen camino”, comenta la jugadora del Lointek.

Itziar Ariztimuño entrando a canasta Maria Mentxaka

Itziar vive en Bilbao y se desplaza todos los días a Gernika junto a su preparador físico, con quien se turna al volante. El trayecto es de unos 35 minutos. Cuando estudiaba Fisioterapia entrenaba por la mañana, iba a la universidad al mediodía y regresaba para la sesión de la tarde. Un palizón por el que obtuvo recompensa: consiguió sacarse el grado. En la actualidad, sigue adelante con sus estudios y compagina el baloncesto con la diplomatura de Enfermería. Esta vez se lo está tomando con “más calma”, asegura. “Ya estoy en cuarto y solo me queda una parte del tercer curso. Normalmente no voy a clase, solo a lo que puedo”. En un futuro no se atreve a decantarse por ninguna de las dos carreras. El tiempo dirá. “Lo tengo que ver. Es verdad que en Enfermería he hecho bastantes prácticas, he estado en hospitales y residencias y he podido ver cómo se trabaja, pero también me gusta la fisioterapia”. 

Itziar Ariztimuño durante un partido Maria Mentxaka

Planes en Bilbao

Hace mucha vida en la villa. Para salir a tomar algo con sus amigas elige la zona de Pozas. Cuando se le pregunta por alguno de sus restaurantes favoritos, es como si empezase a salivar ante la posibilidad de sentarse en las mesas del Panda Bilbao, las hamburguesas del Dinámico o el Amaren, otro centro de peregrinaje para carnívoros donde “todo está muy rico”. Itziar se considera lectora y cinéfila. La última vez que entró a una sala de cine fue para ver la precuela de 'Los juegos del hambre', titulada 'Balada de pájaros cantores', y con la que quedó “sorprendida para bien”. Con tantas ocupaciones, gustos y aficiones diferentes, a punto de sacarse una segunda carrera universitaria, cabe preguntarse qué es lo que a la base bilbaína (3,4 puntos, 2,4 rebotes y 2,2 asistencias en la temporada pasada) más le tira del baloncesto profesional. Ahí es dónde se aprecia su vena competitiva y también la solidaridad y el compañerismo, tener que trabajar todas juntas por un bien común.

Compañerismo

 

Jugadora de equipo.

“Me encanta competir y llegar a los objetivos que nos hemos marcado, pero sobre todo lo que me gusta es estar con mis compañeras de equipo todos los días. Tengo la suerte de que son geniales”.  

Itziar junto a sus compañeras al finalizar un partido Maria Mentxaka

Modo casero.

Cuando los estudios y el baloncesto le dan un respiro, a la jugadora también le gusta refugiarse en casa. “Con tal de estar con la gente a la que quiero —familia, pareja y amigas— me va un poco de todo”, argumenta.