Durante años, el queso cottage fue uno de esos alimentos que parecía confinado a los estantes de productos dietéticos, destinado a quienes buscaban opciones bajas en grasa sin demasiadas expectativas culinarias. Hoy, sin embargo, este lácteo suave, ligeramente ácido y lleno de proteínas ha tomado un lugar destacado en la conversación sobre alimentación saludable. El queso cottage encaja con varias tendencias actuales, desde la cocina rápida hasta el alto contenido proteico, y se está convirtiendo en un ingrediente habitual tanto en recetas de creadores digitales como en propuestas gastronómicas más elaboradas.

El auge del queso cottage

Uno de los motores de este resurgimiento ha sido, sin duda, su protagonismo en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube. Influencers de vida saludable y cocineros amateur comparten cada vez más recetas con queso cottage, ya sea como base de salsas cremosas, como topping proteico en tostadas o incluso como ingrediente inesperado en postres. Su textura grumosa y su sabor suave permiten que se mezcle con todo tipo de comidas, lo que lo convierte en una alternativa versátil tanto para lo dulce como para lo salado.

El “cottage toast”, una variación del avocado toast, es uno de los formatos virales más populares: rebanadas de pan con queso cottage que pueden acompañarse de frutas, verduras asadas, huevo o pesto. También circulan recetas de “helado” de queso cottage, donde se bate con frutas congeladas para lograr un postre cremoso y alto en proteína. Estas ideas, muchas veces simples y accesibles, lo han ayudado a desprenderse de su imagen asociada a dietas aburridas o restrictivas.

Orígenes y características del queso cottage

El queso cottage tiene una larga historia. Su nombre proviene del inglés y hace referencia a la tradición de elaborarlo en cabañas rurales (llamadas “cottages”) a partir de la leche que sobraba tras hacer mantequilla. Técnicamente, se trata de un queso fresco sin maduración, elaborado mediante la coagulación de la leche con cuajo o vinagre y un leve proceso de fermentación. El resultado es una masa blanca y granulada, que puede contener mayor o menor cantidad de suero según el estilo.

Queso cottage Pexels

Este queso es bajo en grasa, alto en proteínas y rico en calcio, lo que lo convierte en una opción especialmente valorada por quienes buscan cuidar su alimentación sin renunciar al sabor o a la sensación de saciedad. Además, es una excelente alternativa para quienes desean incluir proteína de origen animal sin recurrir siempre a carnes o huevos.

Versatilidad culinaria

Más allá de su valor nutricional, lo que realmente ha devuelto al queso cottage al centro del plato es su capacidad de adaptarse a múltiples preparaciones. Puede sustituir a la ricotta en lasañas, a la nata en salsas o mezclarse con ingredientes dulces para formar cremas y postres. Su sabor neutro lo hace ideal para personalizar, y su textura se transforma fácilmente si se bate o combina con otros ingredientes.

En la cocina diaria, se utiliza también como complemento en bowls de desayuno con frutas y semillas, como relleno de tortitas o empanadas, o incluso en platos más elaborados como pastas caseras o cheesecakes.

Una moda saludable

Aunque parte de su éxito se deba a las tendencias virales y su atractivo visual en redes sociales, el regreso del queso cottage está respaldado por argumentos sólidos. Es un alimento asequible, fácil de encontrar, nutritivo y con un perfil que se adapta a muchas dietas actuales, desde las altas en proteínas hasta las bajas en carbohidratos.

Lejos de ser una moda pasajera, el queso cottage se está consolidando como un ingrediente cotidiano en las cocinas actuales. Su redescubrimiento refleja un movimiento más amplio que apuesta por lo simple, real y práctico en la alimentación diaria. Y a juzgar por su crecimiento en supermercados y los likes en redes, todo indica que todavía tiene mucho que ofrecer.