Los polos han pasado de ser un helado asociado a la infancia a convertirse en una opción popular entre todo tipo de públicos. Son baratos, rápidos de preparar y muy versátiles. Funcionan como postre o como una forma de refrescarse y se pueden hacer en casa con fruta, yogur, café o incluso con ingredientes adaptados para perros y gatos. Su auge en redes como TikTok ha reforzado su presencia en nuestros hogares.
Hacer polos en casa es muy sencillo. Solo se necesita una base líquida como zumo o fruta batida, yogur o leche vegetal, un molde para polos y un congelador. Basta con mezclar, echar en el molde, colocar el palo y congelar durante unas cuatro o cinco horas.
Un invento por accidente
Lejos de ser una moda reciente, el polo helado tiene más de un siglo de historia. Se atribuye su invención a un niño estadounidense de 11 años, Frank Epperson, que en 1905 dejó por accidente una mezcla de soda con un palo de madera al aire libre en una noche gélida. Al descubrir al día siguiente que se había congelado con el palo dentro, nació el concepto de lo que hoy conocemos como polo.
Años después, Epperson patentaría el invento bajo el nombre de "Epsicle", y poco después lo comercializaría como Popsicle ("paleta" en castellano), marcando el inicio de su producción masiva. Desde entonces, el polo ha evolucionado desde un experimento infantil a convertirse en un símbolo de verano, frescura y creatividad culinaria.
Versatilidad total
Una de las razones por las que el polo no ha pasado de moda es su capacidad de adaptación. No hay una única forma de hacer polos, ya que pueden ser de frutas naturales, de yogur, de café, de infusiones e incluso con ingredientes salados para propuestas más gourmet. Se preparan fácilmente en casa con moldes reutilizables y se adaptan a cualquier dieta, ya sea sin azúcar, vegana o sin lactosa.
Esta versatilidad ha hecho que el polo se haya convertido en una de las formas favoritas de consumir ingredientes saludables de manera divertida, tanto entre adultos como entre niños. Además, su precio bajo lo hace ideal para personas con no tantos recursos.
La estrella del verano
La nueva ola de popularidad del polo no ha venido solo por el calor, sino por las redes sociales. En TikTok, Instagram y YouTube abundan los vídeos de recetas creativas, moldes innovadores y combinaciones imposibles. Desde polos de açaí con semillas de chía y kiwi, hasta versiones inspiradas en postres clásicos como tiramisú o cheesecake, los polos son contenidos virales con alto valor estético.
Su colorido, su sencillez y el componente de sorpresa al desmoldarlos los han hecho ideales para formatos cortos y visuales. Algunos perfiles de cocina suman millones de visualizaciones mostrando cómo hacerlos paso a paso, lo que ha generado una auténtica comunidad en torno al polo.
No se limitan a humanos
El fenómeno de los polos ha llegado también al mundo animal. En las últimas temporadas, los polos para mascotas se han convertido en una tendencia creciente, especialmente durante los meses de calor. Se preparan con caldos, frutas, verduras, carnes y a veces solo con agua y rodajas de lima. Varias marcas han lanzado líneas específicas de polos congelables para animales, y en redes sociales abundan los tutoriales para prepararlos en casa.
Beneficios más allá del sabor
Además de ser refrescantes y sabrosos, los polos ofrecen varios beneficios interesantes. Cuando están hechos en casa, permiten controlar totalmente los ingredientes, lo que los convierte en una alternativa mucho más saludable que muchos postres industriales. Pueden ser una forma atractiva de incorporar fruta, hidratarse o complementar el desayuno o la merienda. A nivel nutricional, un polo casero puede ser una fuente de vitaminas, fibra y minerales si se elabora con fruta natural o bebidas vegetales enriquecidas.
Además, su capacidad para conservarse durante semanas en el congelador los convierte en un aliado perfecto para tener siempre a mano en verano.