[Gastroleku] Eire, cambio en el tablero
El miércoles, 4 de septiembre, uno de los más emblemáticos bares urretxuarras cambiará de gerencia e inaugurará una nueva etapa en muy buenas manos.
En estos convulsos tiempos que vive la hostelería resulta atípico asistir al traspaso de un local a la antigua usanza, es decir, un bar o restaurante funciona y, cuando llega el momento de la jubilación, si no hay un relevo familiar, éste es traspasado a uno de los trabajadores o a una persona más joven que a la vista de la buena marcha del negocio lo adquiere y lo continúa siguiendo la misma línea que los propietarios anteriores previo desembolso de una sustanciosa cantidad económica.
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No, de un tiempo a esta parte las cosas no son así. El relevo generacional hace décadas que murió, y los interesados en un traspaso brillan por su ausencia, así como el dinero para efectuarlo. Las jubilaciones son seguidas, habitualmente, por el cierre del bar o su alquiler por gente sin experiencia que, normalmente, no lo cuida como sus moradores originarios llevando el negocio a la ruina y comenzando una trágica sucesión de alocatarios, a cada cual más desastroso.
Eire ha sido bar de copas, guardería infantil a la salida de la ikastola, punto de encuentro de amigos, parada inexcusable en el vermut de los sábados y domingos y, lo más curioso, referencia internacional en el mundo del ajedrez
Todo ello cuando el local no es cerrado y sustituido por un banco o un locutorio, alquilado por una cuadrilla de adolescentes para montar su “chamizo” o “polvera”, reciclado en un restaurante asiático o una hamburguesería o, ay…, adquirido por un grupo inversor hostelero que lo transforma en un gastrobar “de lo más” llenando su interior de camareros de diseño y subiendo los precios en un 25% o más. Esta última opción, de todas formas, tan sólo se da en las capitales con músculo turístico… y no miro a ninguna.
Pues bien, el próximo miércoles 4 de septiembre, si se cumplen las previsiones, los urretxuarras asistirán al cambio de manos natural de uno de los bares más emblemáticos de la villa de Iparragirre: el Eire, fundado en 1999 por Txema Iriberri y Karmele Graña, que han convertido lo que era un solar vacío en una de las referencias hosteleras indiscutibles de la comarca.
Episodios legendarios
Eire ha sido bar de copas, guardería infantil a la salida de la ikastola, punto de encuentro de parejas y cuadrillas de amigos, lugar de paso obligado en fiestas y Carnavales, parada inexcusable en el vermut de los sábados y domingos, escenario de timbas y partidas de mus interminables, confesionario de almas errantes y, lo más curioso, referencia internacional en el mundo del ajedrez por obra y gracia de Txema, aficionado que creó el Torneo Eire, que ha celebrado más de 20 ediciones con episodios legendarios, como cuando en 2009, en su décimo aniversario, el ucraniano Ruslan Ponomariov, campeón mundial más joven de la historia, ganó ocho partidas simultáneas. Lo hizo con los ojos vendados y recibiendo las indicaciones de los movimientos de sus adversarios en inglés.
Otro episodio increíble en este torneo fue cuando dos hermanos escandinavos se reencontraron tras varios años sin verse. Uno de ellos había desaparecido por un desengaño amoroso y, tras años trabajando como pescador, recaló en Altsasu donde cayó en la mendicidad. Pero su afición al ajedrez le llevó a Urretxu y, un buen día, su hermano le reconoció en una foto que saltó a los medios. Cuenta Txema que el rencuentro que organizaron fue digno del programa Sorpresa, sorpresa. Emocionado por tal atención, el vagabundo decidió volver cual hijo pródigo a su ciudad natal.
Tragedias
Txema Iriberri puede contar éstas y otras mil historias pues, además de tabernari, es, en sus ratos libres, escritor de novela negra y domina como pocos el arte del relato, además de contar con las más insólitas vivencias. Valga como ejemplo que cuando Txema cogió con su hermano el bar de la estación de Renfe, en 1985, una trágica sucesión de circunstancias relacionadas con el negocio, llevaron al fallecimiento de su padre, Segundo Iriberri.
Pues bien, en 1999, horas antes de abrir la puerta del Eire, estando colocando la vajilla del nuevo bar, Txema recibió la primera llamada oficial del local, que resultó ser de los servicios funerarios, pues transcurrido el plazo de ocupación del nicho municipal, la familia debía decidir qué hacer con los restos del difunto. Fue como si Segundo, desde el más allá, hubiera querido estar presente en esta segunda oportunidad de su hijo… o al menos hacer que éste no le olvidara.
El relevo, en las mejores manos
Esta y mil historias han tenido lugar en este establecimiento que Txema y Karmele han defendido trabajando como bestias, viviendo momentos gloriosos y aguantando épocas dignas de ser olvidadas como la pasada pandemia, de la que guardan un amargo recuerdo. Llegado el 2023, Txema decidió poner a la venta el bar a pesar de faltarle cinco años para la jubilación. Nadie pensaba que saldría un aspirante tan rápido, pero el buen trabajo ha dado sus frutos haciendo que el bar haya resultado atractivo para una persona que parece hecha a medida para el mismo.
Hablamos de Julen Izagirre, joven zumarragatarra que lleva cerca de dos décadas trabajando en la hostelería local, principalmente en la nocturna. Julen ha trabajado desde los 18 años en bares muy cercanos al Eire como el Krak y el Soraluze, y domina el oficio como pocos, además de ser muy popular debido a su otra faceta, la de dj, aunque él prefiere definirse como “pinchadiscos”. Como cuenta Julen, “la gente me decía que pinchaba muy bien, así que hace diez años empecé en ello de manera independiente y no me puedo quejar”.
La persona indicada Julen, acorde a su carácter, no es un dj que imponga su música, sino que pincha “a gusto del consumidor”. “Pongo lo que me pidan: 90´s, euskal musika… lo que me gusta es que la gente se lo pase bien y baile”. Lo demostró con creces en la monumental fiesta de despedida del Eire el pasado 20 de julio, en la que el próximo responsable del local ofreció una variedad musical que mantuvo a todo el mundo animado hasta altas horas de la noche. Sin duda, Julen es la persona indicada para este establecimiento en el que además seguirá acompañado durante años de Karmele, la esposa de Txema, con lo que las exquisitas rabas y tigres del fin de semana seguirán siendo reclamo de gourmets y disfrutones.
Por si esto fuera poco, Julen es también diseñador gráfico. De hecho, ha ejercido como tal en este periódico desde sus inicios realizando labores de diseño, maquetación, creación de anuncios, gestión de la publicidad online… Lógicamente, en su nueva etapa Julen no se ve con fuerzas ni tiempo para llegar a todo, con lo que este mes de julio dejó su puesto en NOTICIAS DE GIPUZKOA. Sé, de buena tinta, que sus compañeros de trabajo le van a echar mucho de menos.
Y no se crean, Julen también tiene sus historietas, como Txema, unidas a la hostelería. Su difunto abuelo materno, Juan Carrillo, natural de Extremadura, tras trabajar toda su vida en la factoría de Irimo en Urretxu volvió a su Almendralejo natal y montó allí un pub al que llamó Armstrong y en el que terminó su ciclo laboral. Julen recuerda a su abuelo tras la barra y, seguramente, será su espíritu el que en mayor o menor medida le insuflará fuerzas para salir adelante en esta nueva etapa de su vida en la que le deseo, al igual que a Txema en la suya, la mejor de las suertes.