¿Alguna vez se han imaginado cómo sabría un vino que se ha pasado varios meses sumergido debajo del mar, a merced de las olas y conviviendo con todas las criaturas que habitan en las profundidades? Pues desde hace varios años, eso es posible gracias a la vizcaina Crusoe Treasure, una empresa que ha creado la primera bodega-arrecife del mundo y que sigue dando pasos en materia de innovación. Ya prepara, según nos cuentan, su primera línea de vinos espumosos, algo que no habían intentado hasta ahora. 

Y todo esto lo hacen mientras mantienen inalterable su premisa: respetar el medioambiente por encima de cualquier cosa. Tanto es así que tienen un mecanismo muy específico para que sus botellas aguanten a la perfección la presión de las profundidades y ninguna de ellas altere lo más mínimo el hábitat de las criaturas que conviven con sus caldos, esos que se encuentran fuera de toda denominación de origen y que hasta ahora comprenden tres categorías (Sea Soul con un solo tipo de uva, Sea Passion que combina dos tipos y Sea Legend que son caldos “extraordinarios”).

Pero, ¿de dónde nace este proyecto? Para conocerlo tenemos a su fundador, Borja Saracho, quien nos explica que, dada su estrecha vinculación con el mar, empezaron como un laboratorio para intentar saber si el mar podía aportarle algo a los vinos. “Comencé a pensar que igual había la posibilidad de estudiar si el vino podía cambiar con el mar”, nos cuenta.

Para este estudio construyeron en la bahía de Plentzia unas estructuras de hormigón y acero -un arrecife artificial que se ha naturalizado-, y descubrieron que al principio no había cambios, pero a los seis meses los enólogos sí empezaron a notarlos, “y preferían el vino sumergido”. 

 Tras este estudio, decidieron apostar por crear una bodega, y empezaron a elaborar vinos desde el origen. “Hoy tenemos la suerte de que conocimos a Antonio Palacios”, un enólogo ampliamente reconocido que ha pasado a ser su director enológico. Y la vida ha dado tantas vueltas que ahora también elaboran vinos blancos y, nos cuentan, van a comercializar también espumosos.

“Ahora estamos haciendo las últimas pruebas, para empezar la producción de los espumosos”, anuncia Saracho, que nos cuenta que “estamos con los que más saben de espumosos. Hemos trabajado con los mejores enólogos del sector”.  

“A día de hoy, tenemos diez vinos diferentes en el mercado y solemos elaborar diferentes añadas. Hemos ganado premios internacionales, y viene a visitarnos gente de todo el mundo”, señala asimismo Saracho. Y es que les visitan desde California, Italia, Francia... Y tienen actualmente diez familias de viticultores que forman parte del proyecto. Estas elaboran su vino en tierra, Palacios trabaja con ellos todo el año, y una vez que se puede vendimiar elaboran el vino en tierra, lo pasan por barrica, lo embotellan y lo enjaulan para después sumergir las botellas. 

Su seña de identidad

Pero, ¿qué hace tan especial a Crusoe Treasure, ese nombre que nos recuerda al náufrago Robinson Crusoe, el protagonista del “segundo libro más editado del mundo”? ¿Qué tiene el mar que transforma estos caldos en algo único? Para Saracho, la clave a nivel enológico es que han descubierto que el Cantábrico, y en concreto esta bahía, tiene unas cualidades “muy interesantes” para conseguir que el vino evolucione.

“Ahora mismo podemos ver que los primeros vinos que sacamos, hace ya trece años, son espectaculares. Lo interesante es que no tendría sentido meter vino en el mar si se puede hacer lo mismo en tierra. Pero ese resultado no se puede conseguir en tierra”, explica Saracho. “Nuestros vinos son un elemento vivo que se mueve acorde al mar”, defiende.

Además, en el equipo tienen integrada una bióloga, Anna Riera, que lleva un censo de todo el material gráfico que les pasan los buzos de las especies que hay en ese arrecife que crearon, vídeos y fotografías. “Tenemos un censo que supera las mil especies. Es un espacio muy pequeño, pero es emocionante ver lo que se está consiguiendo. Es un espacio donde no se está pescando, donde las especies encuentran refugio...”, nos cuenta, y hay especies que se quedan allí todo el año. “Es una pequeña microrreserva”. 

Y, otro aspecto importante, reseña Saracho, es que este vino “no deja resaca”, y su grado de alcohol no varía. “Pero es muy interesante, porque tú en boca no notas el grado”, nos explica. “Lo que conseguimos en el mar es que se integra tan bien el vino, equilibra tan bien la acidez, redondea tanto el tanino..., que son vinos súper agradables. De hecho, gente que no suele consumir vino, prueba el nuestro y alucina”, explica. En definitiva, son vinos “muy elegantes, afrancesados”.

Visitas y catas

En su web podemos consultar además los tipos de visitas o catas que podemos hacer. Porque al ser una bodega submarina, la visita es muy especial. “Toda nuestra visita es muy experiencial. Tenemos una cosa ganadora, que es que si sales al mar la bahía de Plentzia enamora. Hay cosas muy interesantes que hemos ido descubriendo por nuestra relación con los locales y lo que nos ha ido contando la gente, que a la gente de fuera le enamoran y le hace salir del concepto de visita a una bodega, sentir la naturaleza muy cerca y acercarse a un proyecto que les hace pensar”, enumera como algunas de las virtudes. 

Y con las visitas ellos también han aprendido muchas cosas. “Vino un grupo de mariscadoras de Galicia, y con uno de nuestros vinos, una de ellas me decía que notaba el aroma a percebe”, rememora. Y las experiencias y anécdotas que aún les quedan por vivir son infinitas, porque este es un proyecto que ha batido las alas y les está haciendo vivir miles de aventuras. El futuro para ellos, aún está por dibujarse.

AL DETALLE


  • Galardones: Los vinos de Crusoe Treasure han recibido galardones en los reconocidos concursos de vinos de Burdeos y Londres.


  • Visitas: Reciben la visita de viticultores y bodegueros de California, Francia e Italia, entre otros.


  • Futuro: Tal y como nos cuentan, están preparando una línea de vinos espumosos.