Zestoa es una de esas localidades perdidas en el interior de Gipuzkoa en las que uno no se detiene a no ser que vaya a algo muy concreto. En lo que a mí respecta, hace ya años que tengo una excusa para pararme: visitar la acogedora tienda de vinos y productos gourmet que Xabier Etxabe dirige desde 2014, año en el que acorralado por el paro decidió lanzarse a la piscina y abrir Laiak en los bajos de Lizentziadokua, una preciosa casa del siglo XVI en la que habita hace tiempo su familia. De hecho, este caserón fue donde nació este amante del vino que el 7 de enero cumplió 57 primaveras.

Laiak, que enamora al cliente desde su cuidado escaparate decorado y renovado regularmente por Mertxe, esposa de Xabier, va más allá de la simple tienda. Para muestra, un botón: mañana, sábado 1 de abril, Xabier dirigirá la octava edición de Ardo Dastaketa, un pequeño pero intenso salón de vinos en el que toman parte ocho bodegas desde la local Aitaren hasta Monteabellón de Ribera del Duero, pasando por bodegas de Bizkaia como Zudugaray o casas de Rioja como Aimarez, Guzmán Aldazabal, Ramón Bilbao, Mazuela… Una fiesta en la que el vino corre como la pólvora acompañado por las viandas ofrecidas por Maisor, Basatxerri, Lopene Harategia…

Tuve la suerte de acudir el año pasado a este canto al vino y comprobar la cantidad de gente que reúne y, sobre todo, cuántos jóvenes acuden. Xabier me da varias pistas: “Cuando empezamos lo hacíamos en un pequeño aparcamiento junto a la tienda. Pero cada vez se animaba más gente y pasamos al arkupe del polideportivo, que es un espacio más resguardado. Fue un éxito. Además, en Laiak organizamos presentaciones de bodegas y actividades muy divertidas como catas a ciegas que cada año han ido atrayendo a más jóvenes. Al final la gente joven de Zestoa ha adquirido cierta cultura vinícola y esto ha hecho que la jornada de cata sea un éxito. También ayuda la txaranga Ustekabe de Eibar, en la que tocan mi hijo Beñat y otro zestoarra, y que aporta una chispa especial al acto. De hecho, la cata es entre las 12.30 y las 14.30 horas, pero a las 15.30 horas todavía estamos echando a la gente… y todo con un ambiente sano y alegre.

Como puede verse, Xabier no se limita a vender vino y comestibles. Su pasión le lleva mucho más allá y además de esta cata, Laiak es escenario de las más variopintas actividades: “La tienda cuenta con un espacio anexo particular, que es el portal de la casa, donde hemos organizado presentaciones de varias bodegas y catas en copa negra en las que la gente tiene que adivinar si lo que está tomando es blanco, tinto o rosado. Parece fácil pero no lo es y la gente se divierte y aprende mucho. Cada vez son más los jóvenes que se apuntan a estas actividades e incluso organizamos un campeonato antes de Navidades. La gente acude a la tienda cuando quiere, prueba los vinos y los que aciertan la primera fase pasan a la final donde ya se complica la cosa y tienen que acertar el origen o la zona del vino”.

Sin duda, es de quitarse la txapela la labor de divulgación de este enamorado del vino que, de todas maneras, es realista: “Tampoco nos tenemos que engañar. Los jóvenes, sobre todo, beben cerveza. Con estas cosas se animan, les entra la curiosidad y al menos hemos conseguido que cuando tienen una cena en la sociedad o una celebración se animen a comprar un buen vino. Algo es algo”.

La labor divulgadora de “Bittarte”, apodado así por ser éste el caserío natal de su padre, natural de Zumaia, no se queda en la cata y las actividades. “Lo que más gusta aquí es el vino de Rioja, pero trato de tener botellas de muchas D.O. y me gusta que la gente pruebe, así que todas las semanas tengo diferentes vinos abiertos que la gente puede catar antes de decidirse a comprar. Y trato de explicarles de dónde es, qué tipo de uva lleva, cuáles son sus características… Para mí lo más importante de una tienda es el trato directo con el cliente, y yo siempre estoy aquí, para informarles o para aclarar sus dudas”. Encomiable, sin duda, el esfuerzo de este tendero tranquilo y afable que no puede evitar, como el resto del sector, estar preocupado. “El comercio local lo tiene muy difícil. Los supermercados y los centros comerciales nos hacen mucho daño y los impuestos, el Ticket Bai, las dificultades a los autónomos… no ayudan. A mí no me queda mucha vida laboral y aquí seguiré, pero está complicado”.