Las miradas estaban centradas en Lamine Yamal. El Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona llegaba mediatizado por unas declaraciones en las que el jugador culé acusó de “robar” al club blanco. Unas palabras que si trataron de ejercer como estimulante no dieron resultado, puesto que el de Rocafonda quedó eclipsado por el juego del conjunto de Xabi Alonso y su actuación fue más bien discreta, lejos de las expectativas que atesora, para vivir una derrota si cabe más dolorosa.

El ambiente se caldeó a raíz de una entrevista que Ibai Llanos realizó a Yamal la pasada semana con motivo del duelo de la Kings League que enfrentaba a los dos clubes de los que son propietarios. Al ser cuestionado sobre a qué equipo se parecía el Porcinos de Ibai, el futbolista catalán respondió: “Para mí, Porcinos es como el Real Madrid: que roban, se quejan, hacen cosas…”. Además, Yamal aludió a su última visita al Santiago Bernabéu, cuando el resultado fue de 0-4 a favor de los suyos.

Las palabras emitidas en el contexto previo al Clásico, como era de esperar, tuvieron un gran impacto mediático, dentro y fuera del Estado. La prensa madrileña tildó los hechos como una grave falta de respeto. En el seno del Madrid, según publicó Marca, se mostraron “hartos” de la actitud de Yamal. El segundo entrenador del Barça, Marcus Sorg, que protagonizó la rueda de prensa previa al encuentro ante la sanción del técnico Hansi Flick, aseguró que para Yamal “será motivador ver las críticas. Es un jugador top y esperamos verle a su mejor nivel”. Es decir, en el Barça cabía esperar el hostil recibimiento que tendría el joven de 18 años en el Bernabéu. El propio Yamal había elevado el desafío. O se le había ido de las manos.

Hechos asociados a las polémicas declaraciones

El encuentro ofreció diversos hechos asociados a la polémica. Yamal fue abucheado de manera constante en cada acción para alejarle de la zona de confort en la que emitió la ácida respuesta a Ibai Llanos. Por si fuera poca la atención acaparada, pocos instantes después de comenzar el encuentro, el colegiado indicó penalti cometido por Yamal sobre Vinicius, decisión que luego el árbitro rectificó tras consultar el VAR. El debate ya estaba servido con Lamine como interventor.

Yamal permaneció sumamente vigilado por los rivales y, aunque fue de menos a más, tuvo un escaso impacto en el juego; al menos, inferior al esperado de un jugador de su talla mundial. Se puede afirmar que Álvaro Carreras, su marcaje, resultó vencedor. El equipo de Xabi Alonso ofreció una notable intención de frenar al extremo culé, sobre quien por otro lado recaía gran parte de la responsabilidad del apartado ofensivo del Barça, especialmente acusado ante las bajas de Raphinha o Lewandowski.

La tensión adquirió mayores cotas cuando el colegiado señaló el final del encuentro. Vinicius se burló de Yamal diciéndole: “Nada más que pases hacia atrás, ¿eh? Solo pasándolo de vuelta a los defensas”. Buscaba erosionar la moral de Yamal. Dani Carvajal, por su parte, se dirigió al extremo culé reprochándole sus declaraciones. “Hablas mucho”, dijo el lateral. Yamal retó a los jugadores a seguir la conversación fuera del césped, fue entonces cuando los integrantes de uno y otro equipo se enzarzaron en un espectáculo lamentable sobre el terreno de juego que obligó a la intervención de la Policía. La refriega, según refleja el acta del colegiado César Soto Grado, dejó una tarjeta roja (Lunin) y seis amarillas (tres para el Madrid: Vinicius, Rodrygo y Militao; tres para el Barça: Balde, Fermín y Ferran Torres).

Los jugadores del Real Madrid y del Barcelona protagonizan una tangana al término del Clásico disputado en el Santiago Bernabéu. Europa Press

"A Lamine le ha podido afectar la presión"

La evolución de la polémica continuó. “Le ha podido afectar la presión. Puede que le pese el ambiente”, analizó Sorg, que trató de arropar al joven. “Lamine está aprendiendo, le ayudaremos”, añadió el ayudante de Flick. Confirmó que Yamal no goza de experiencia para manejar este tipo de provocaciones en una cita que ya viene por sí misma cargada de historia, tensión y rivalidad. La situación evocó al clima vivido en los Clásicos hace más de una década, cuando Jose Mourinho ejercía como técnico del Madrid.

En el vestuario blanco también quisieron ahondar en la venganza más allá de la victoria. Jude Bellingham publicó en redes sociales: “Hablar es barato. Hala Madrid siempre”. El padre de Lamine Yamal, Mounir Nasraoui, quien horas antes del Clásico afirmó “yo me los cocino aquí y mi hijo se los cocina en el campo”, no se reprimió tras la derrota y escribió: “Menos mal que solo tiene 18 años. Nos vemos en Barcelona”. Un clamor por la revancha que solo llega después de la decepción por la derrota. Una nueva proclama que deposita presión sobre su hijo, como cuando al ser elegido segundo mejor jugador en la gala del Balón de Oro sentenció: “Lamine es el mejor jugador del mundo con muchísima diferencia. Tenemos que decir que aquí ha pasado algo muy raro. Creo que es el mayor... no voy a decir robo, sino daño moral a un ser humano. El próximo año es nuestro”.

Una respuesta deportiva

La victoria del Real Madrid por 2-1 unida a la actuación de Yamal confirman que la provocación previa al Clásico no funcionó. Yamal no se encontró cómodo en este ambiente hostil ni fue capaz de sobreponerse a la presión individual autoimpuesta; no ofreció el rendimiento deseado. Mientras, las palabras del culé ejercieron de estimulante para la tropa de Alonso, que se desplegó extramotivada en la búsqueda de la victoria. Lamine dio un argumento más para pelear con ahínco por la victoria. Yamal podría interpretar la derrota como una respuesta deportiva a sus declaraciones que, estratégicas o inocentes, pasaron factura.

Lamine Yamal responde a los reproches de los jugadores del Real Madrid. Europa Press

Para Yamal fue una lección de lo que implica situarse en la primera línea mediática. El de Rocafonda fue aplaudido en el Bernabéu durante un partido con la selección española, pero ahora se sitúa como nuevo enemigo de la parroquia madridista, que probablemente seguirá esperando cualquier tropiezo para hurgar en las heridas. Si bien, este episodio podría representar una curva de aprendizaje sobre cómo lidiar con situaciones, calibrar declaraciones y medir su exposición pública. Al fin y al cabo, como apuntó Sorg, Lamine Yamal “está aprendiendo” a sus 18 años.