Muchos aficionados y aficionadas de la Real esperan al inside que el club suele publicar horas después de cada partido para apreciar los detalles que han pasado desapercibidos durante el choque. El vídeo del encuentro contra la Roma depara distintas sorpresas. Una de ellas llega casi al final, cuando el cuarto árbitro que asistió a Kovacs mostró los siete minutos de descuento.

En una de las contadas ocasiones en las que el entrenador romanista, José Mourinho, salió al borde del área técnica a protestar (tarea que tuvieron bien repartida entre distintos miembros del cuerpo técnico), el portugués tuvo un patinazo que le llevó al suelo cuando se acababa de mostrar el descuento del partido, poco después de la trifulca entre ambos banquillos. El exentrenador de Real Madrid, Inter, Chelsea, United y Porto, entre otros, se levantó raudo y veloz antes de que casi nadie se diera cuenta, salvo otros integrantes de su banquillo, que con el pase asegurado, ya se tomaban todo a broma. El propio Mourinho, que regresó rápido a cubierto, volvió con gestos de “no pasa nada”, entre risas de algunos aficionados de las primeras filas que se percataron del resbalón y de otros miembros de la Roma. Por cierto, en la misma escena, uno de los miembros de los hoy tan numerosos cuerpos técnicos que asiste al equipo fuera del banquillo también se levanta y se cae al suelo.

Pero otro detalle que pasó aún más desapercibido no fue tan simpático. Ni mucho menos. Corría el minuto 60 y el balón salió de banda, en la zona del banquillo romano. Lejos de devolver el esférico para que el juego se reanudara con rapidez, el técnico romanista cogió el balón y lo echó a la última fila del banquillo. Esta circunstancia no impidió que, más allá de rascar algunos segundos al crono, el partido continuara su desarrollo cuando un recogepelotas facilitó otro balón.

Con el encuentro en juego, el chaval se dirigió al banquillo romano como marca su protocolo, para llevarse el esférico con el que se había jugado hasta ese momento. El cuerpo técnico y los suplentes italianos se tomaron la petición a risa y lejos de darle el balón, hicieron que el joven volviera al cabo de casi un minuto a su silla sin conseguir su objetivo. Habló con otro recogepelotas, que fue el que intentó de nuevo la misión, esta vez con éxito. Un resbalón, este sí, impropio de un club histórico como la Roma y que algunos aficionados realistas reprocharon en las redes sociales.