donostia. De todos es conocido el gusto por la excentricidad del italiano Mario Balotelli. Como no le queda ya nada por inventarse, ayer quiso erigirse en el trending topic que más ha hecho furor esta semana y para ello se disfrazó del madridista Pepe, que el pasado miércoles agredió en la mano a Messi con un pisotón que Muñiz Fernández no vio y que por ello quedó sin castigo. El delantero del Manchester City escenificó una acción similar. Saltó al campo a un cuarto de hora del final del crucial partido ante el Tottenham, que hasta ese momento marchaba igualado, y pasó de villano a héroe. Primero recibió una tarjeta amarilla por una entrada a destiempo; eso encendió sus nervios y en un balón disputado con Scott Parker, lanzó su pierna hacia atrás, impactando de forma violenta sobre la cabeza de su rival. De paso, le remató de forma claramente intencionada. El colegiado Howard Webb, el mismo de la final del Mundial de Sudáfrica, tampoco apreció nada y el futbolista transalpino no fue expulsado. Para colmo, ya en el descuento, forzó un penalti que él mismo transformó para propulsar en el liderato a la tropa que dirige Mancini.

redknapp: "no fue accidental" El enfado de Harry Redknapp, el técnico de los Spurs, fue mayúsculo. "No es la primera vez que hace eso y estoy seguro de que no será la última. Scott tiene una gran herida en la cabeza. Me sorprende que el juez de línea no lo haya visto. El primer pisotón podría ser accidental, pero el segundo no, le ha pegado con el talón directamente a la cabeza. No me gusta que la gente reaccione así. No lo puedo comprender. ¡Pegar dos pisotones a un rival que está en el suelo!", criticó. En lo deportivo, si bien David Silva y Agüero firmaron diversas ocasiones de peligro en el primer tiempo, la emoción llegó en la reanudación. Los citizen salieron a por todas y pronto parecieron sentenciar tras culminar Nasri una jugada del exvalencianista y gracias al posterior acierto de Lescott. Pero el Tottenham no había dicho su última palabra. Defoe, tras controlar un balón al borde del área, y Bale, con un trallazo desde el vértice, sellaron las tablas. Los últimos instantes no perdieron intensidad y, tras cometer Jermain un fallo que podría haber dado el triunfo a los visitantes, el árbitro señaló la pena máxima que encumbró a Balotelli a los cielos cuando hace tiempo que debió bajar a los infiernos.

el arsenal no vengó el 8-2 En esta tesitura, el United no podía darse de bruces en su viaje al Emirates Stadium y, a pesar de sufrir en el marcador más que en el juego, logró arrancar los tres puntos merced a un gol de Welbeck en la recta final. Con el recuerdo del 8-2 de Old Trafford, arrancó frío el duelo, lejos de lo que se esperaba de dos equipos, eléctricos y viscerales. En la primera mitad tan solo un maravilloso centro de Giggs que remató Valencia rompió la monotonía. La segunda parte tuvo un guión distinto. Los de Wenger empezaron a hilvanar acercamientos y la puerta de Lindegaard comenzó a tambalearse. Van Persie, solo, Ramsey y Rosicky tuvieron el empate en sus botas. Poco después, Mertesacker sacó en la línea de gol el 0-2 e irrumpió en este correcalles Robin para colocar el 1-1.

Pero como es costumbre apareció alguien, esta vez Welbeck, para cazar un esférico suelto y otorgar la victoria a los diablos rojos, que se sitúan en la clasificación a tres puntos del City. Una tabla que por arriba queda rota y aclara al menos una cosa: que, salvo hecatombe a lo largo de esta segunda vuelta, el título se quedará en Manchester. Solo resta saber en qué parte de la ciudad.