Aunque solo hayan pasado seis años, parece que fue una eternidad cuando en 2015 todos los Estados Miembros de Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una ambiciosa hoja de ruta global que tiene el fin de construir un mundo mejor “sin dejar a nadie atrás”. A pesar de no tener carácter vinculante, los Estados se comprometieron a alcanzar de aquí a nueve años un total de diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) entre los que destacan el fin de la pobreza y el hambre, la igualdad de la mujer o la defensa del medio ambiente, entre otros. El coronavirus ha puesto patas arriba el mundo en poco tiempo y por ende, una cooperación internacional que se encuentra en sus horas más bajas debido a las numerosas restricciones adoptadas por los países para hacer frente a la pandemia.
El ODS 6 hace referencia al agua y al saneamiento, unos aspectos vitales en muchas partes del mundo debido al calentamiento global y a la rápida urbanización de la población. Dicho objetivo busca “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos” para 2030, unas condiciones que se dan en términos generales en los países desarrollados, pero que son un lujo en muchas zonas del planeta. Entre las metas destacan la de lograr un acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos (6.1), mejorar la calidad del agua (6.3) o lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos (6.2).
A pesar de que durante los primeros cinco años desde la implementación de la Agenda 2030 se habían hecho ciertos progresos a nivel global, la pandemia ha cambiado por completo todo el panorama. Tal y como apuntaba la revista científica Nature un una editorial en julio de 2020, el coronavirus ha puesto los ODS fuera del alcance e incluso desde Naciones Unidas se cuestiona si los objetivos seguirán siendo válidos en los tiempos de post-pandemia. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible se implementaron en 2015, una época en el que la economía crecía y la cooperación internacional gozaba de buena salud. Ahora, la crisis sanitaria ha provocado una grave depresión económica y las cumbres internacionales han sido pospuestas sine die. Además, muchos países han dejado de monitorizar el progreso de los ODS.
Según el último informe de la ONU sobre el progreso de los ODS, datado en julio de 2020, las metas del Objetivo 6 están lejos de ser alcanzados en 2030. A pesar de que la proporción de la población global que tiene acceso a agua potable ha pasado de un 61% en el 2000 a un 71% en 2017, todavía 2.2 billones de personas en todo el mundo carecen de agua potable. Asimismo, tan solo el 45% de la población utiliza servicios de saneamiento de forma segura.
La limpieza de manos con agua y jabón sigue siendo una de las medidas más básicas, baratas y eficaces de evitar la propagación del covid-19. Aunque para nosotros pueda resultar un hábito común, la realidad es que solo el 60% de la población mundial tiene acceso a agua potable y jabón en casa. Según detalla el mismo informe elaborado por el Consejo Económico y Social de la ONU, en 2017 3 billones de personas no tenían agua ni jabón en sus hogares, la mayoría de ellas pertenecientes a países del África Subsahariana, donde solo el 25% de la gente tiene acceso a dichas facilidades.
Asignaturas pendientes
Por suerte, Gipuzkoa se encuentra en una situación privilegiada a la hora de cumplir las metas del ODS 6. El Departamento de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa es el encargado de implementar la Agenda 2030 para seguir avanzando hacia “una economía verde”. En cuanto al ODS 6, la Diputación es la responsable de asegurar, entre otros, la calidad del agua, controlar los vertidos industriales en ríos o de proteger los ecosistemas acuículas. Según el último informe de la Diputación sobre los avances de los ODS de 2019, la calidad de los ríos y estuarios ha ido mejorando progresivamente año a año, mientras que la calidad de las aguas subterráneas han dado un 90% de muestreo positivo en los últimos cinco años. Sin embargo, en 2019 10 núcleos urbanos de Gipuzkoa seguían sin tratamiento de aguas residuales, mientras que en 2018 el 11,5% de las muestras obtenidas de la calidad del agua de los ríos eran de mala calidad.
ur garbia eta saneamendua
Helmugak: 6.1Edateko ura modu unibertsalean eta bidezkoan eskuragarri izatea
guztiontzako moduko prezioan; 6.2 Guziontzat egokiak eta bidezkoak diren
saneamendu eta higiene zerbitzuak izatea; 6.3 Uraren kalitatea hobetzea